Editorial

In extremis

In extremis

Estados Unidos está cada vez más cerca del abismo fiscal. Si bien la Cámara de Representantes se apresta a sesionar este domingo, son prácticamente nulas las posibilidades de que la clase política llegue a un acuerdo “in extremis” para impedir que a partir del 1 de enero se produzcan una subida generalizada de impuestos y los recortes de gastos.

El presidente Barack Obama, que interrumpió sus vacaciones navideñas para liderar las negociaciones con la oposición republicana, no ha conseguido una respuesta que permita abrigar algún tipo de esperanza en cuanto a evitar la tormenta que se abate sobre la economía estadounidense y el resto del planeta. El impasse se ha sentido tanto en la caída de las ventas navideñas como en las operaciones de Wall Street.

Pudiera ser esperanzador que la Cámara de Representantes se aboque a sesionar, así como antecedentes de arreglos que han logrado a última hora. Pero demócratas y republicanos están cerrados en sus respectivas posiciones que se piensa que lo más que podía lograrse, como mucho,  es un pacto provisional que al menos posponga los efectos más dramáticos del abismo fiscal.

Tratándose de la economía más poderosa del planeta la crisis que supondría la cadena de recortes de gastos y subidas de impuestos por un monto de unos 600 mil millones de dólares, casi el 5% del Producto Interno Bruto, tiene en vilo a los mercados y la opinión internacional. El impacto resultaría más demoledor dadas las dificultades que sacuden a Europa.

De no llegarse a un acuerdo para reducir el déficit fiscal se prevé que la economía sería afectada por una fuerte contracción, que entre otras consecuencias incrementará el desempleo de un 7,7 a un 9%, además de reducir en un 9% el presupuesto del Pentágono y casi en un 8 los aportes a programas sociales, incluidos gastos médicos y pago de pensiones.

El pulso entre republicanos y demócratas ha estado centrado realmente en la parte impositiva. En tanto el presidente Obama insiste en incrementar los impuestos a las rentas superiores a los 400 mil dólares, la oposición está plantada en que, en todo caso, el sacrificio debe afectar a quienes ganen más de un millón, pero sin excluir la revisión de programas como el Medicare y la Seguridad Social.

Mientras avanza el conteo regresivo el pánico cunde tanto en Estados Unidos como en el resto de las economías. Al margen de la salida, todos tendrán que aprender la lección sobre las consecuencias de crisis fiscales que no siempre son provocadas por causas legítimas. A veces, y es lo peor, hasta por censurables ambiciones de poder.

El Nacional

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