Opinión

Inicio y fin de esta historia

Inicio y fin de esta historia

POR: Eduardo Álvarez
cenitcorp@gmail.com

 

Bill Gates escribió las primeras líneas de este apasionante capítulo de la historia. Todo empezó con la popularización del uso de la informática, gracias a Microsoft y su plataforma Windows, que sacó de las computadoras de las oficinas de las grandes empresas y los organismos de alta seguridad estatal. Las puso en cada casa, en las piernas de los usurarios, y finalmente, en sus manos, mediante las tabletas y teléfonos celulares. Hay que recocer el aporte de Apple en las formas móviles.

Privados de una recomendación pertinente, sólo nos limita a una observación de carácter moral –la que nos es dable formalizar por el momento-, para lo cual transcribimos una sabía frase del poeta británico W. H. Auden, muy a propósito de los cambios que registran las buenas ideas emergentes, así como si tal cosa: “Nacemos siendo graves y honrados, y nuestro primer paso consiste en aprender a ser frívolos e insinceros. El segundo paso exige aprender a tratar con seriedad a los demás. Estos dos pasos implican un sacrificio, pero es imprescindibles realizarlos”. En no entender esta propuesta ha consistido el fracaso de muchas empresas y agrupaciones políticas y religiosas.

Las redes sociales, con todas sus propuestas y avasalladora amplitud, no están exentas de este compromiso. Como tampoco lo están las otras formas de expresión abordadas en estos cinco artículos. A saber, las de voz y data, como Skype, Whatsapp y otros, con opciones intimistas que les dan un toque personal y particular. Pero la apuesta básica parece estar orientada al rescate del primario uso común de los medios, hasta tanto a merced de la publicidad. Que la comunicación social con sus medios transmisores sea libre como el viento es una aspiración a punto de ser alcanzada.

El asunto es que las redes sociales, con Facebook en la avanzada, han cristalizado la vieja tesis shakesperiana acerca del universo como un gran teatro. “El mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres son meros actores”, llegó a observar el Poeta. Conectados las 24 horas en las redes, cada uno de nosotros nos hemos convertido en intérpretes –dinámicos, versátiles y activos-, de un drama infinito. “El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”, pensaba Charles Chaplin.

El Nacional

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