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Inmortal

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Su línea ofensiva, grandes hazañas en los momentos cumbres y su gran carisma como jugador convertían a David Ortiz en un claro favorito para ser exaltado al Salón de la Fama del béisbol en su primera aparición en la boleta.

Tras 20 años en Grandes Ligas al colgar los guantes, renunciando a otra temporada, el Big Papi bateaba para 286 y había acumulado 541 cuadrangulares. En postemporadas se convirtió en un azote de los lanzadores contrarios. Él estaba seguro de que sería electo en la primera ronda de votaciones.

Con una puntuación de 77.9 por ciento se convirtió en el cuarto dominicano que ingresa al exclusivo salón de los inmortales de Cooperstown. Un verdadero privilegio compartir la galería con luminarias como Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero. Sus compatriotas celebran que otro de los suyos entre a Cooperstown por la puerta grande.

El Nacional

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