¿Cuáles son los requerimientos para lograr la efectiva representación del Estado que corresponde a la misión diplomática?
En la actualidad, la representación del Estado que corresponde a la misión diplomática, para poder lograr su efectividad, debe partir, de una bien fundamentada política exterior, cuya ejecución compete a la precitada a misión, en el exterior.
Para tal cometido, dicha política debe estar plenamente compenetrada con los intereses nacionales, y alineada con los requerimientos contemporáneos en este ámbito.
Asimismo, en tal labor deben tenerse en cuenta los correspondientes preceptos de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, y la legislación nacional al respecto.
Inequívocamente, la eficacia en la citada representación depende, determinantemente, de la correspondiente selección que realice el respectivo Jefe de Estado, entre sus connacionales, para confiarle tal responsabilidad.
Este fundamental propósito requiere que dichos representantes estén dotados de una sólida formación en esta área específica del conocimiento. Asimismo, deben saber auxiliarse convenientemente de los “medios electrónicos”, y contar con las cualificaciones, capacidad y talento, para ejecutar eficientemente las responsabilidades concernientes a la salvaguarda y promoción de los intereses del país.
Todo lo cual debe tenerse en cuenta en los lineamientos y contenidos de los programas de Estudios Diplomáticos, que suelen impartirse en los centros académicos de las respectivas Cancillerías, en el ámbito de la responsabilidad, y razón de ser, de tales centros.
Consecuentemente, conforme a parámetros internacionales, ello demanda que sus docentes, y sus autoridades ejecutivas, cuenten con una consistente formación en esta área específica, y que estén dotados de la necesaria experiencia en la misma, particularmente “en la aplicación de la inteligencia, y el tacto, en la conducción de las relaciones entre los Estados”, y de estos con otros sujetos de Derecho internacional.
Para la eficacia de la acción exterior del Estado, en las Cancillerías tiene una importancia primordial contar con eficiencia técnica en los sistemas institucionales para la obtención de relevantes informaciones, y en ello, las correspondientes investigaciones y análisis, profesionalmente manejados.
Debe recordarse, en igual dirección, las labores de observación e información, consignadas en la precitada Convención, las que siendo ejercidas profesionalmente a través del conjunto de las misiones en el exterior, deben proporcionar al Estado acreditante, sostienen tratadistas contemporáneos, “un conocimiento de amplio espectro” de la situación general de los demás Estados y de los Organismos Internacionales donde ejercen sus funciones.
Actualmente, un Jefe de Misión diplomática, debe ser un genuino representante de su país, y contar con la formación que demandan las exigencias “de calidad y eficiencia” en las gestiones y negociaciones inherentes a sus responsabilidades, a partir de las cuales se promoverá el comercio, el turismo y los consabidos intercambios, e ineludiblemente, se canalizará consistentemente la inversión extranjera hacia el país y se fomentará y desarrollará la cooperación (incluyendo el campo educacional y de transferencia de tecnología). Igualmente, se protegerán los intereses, y los nacionales, del país (personas físicas y jurídicas). También, se difundirán los valores, la cultura y el arte nacionales.
Otros aspectos del tema serán tratados en columnas posteriores.