La bandera nacional ondeará mañana en el pedestal más alto del orgullo patrio, al festejarse el 177 aniversario de la proclamación de la Independencia Nacional, culminación del sagrado compromiso de una pléyade de patriotas de instituir una República libre y soberana, irrenunciable herencia del gentilicio dominicano.
El 27 de febrero de 1844, en el Baluarte de El Conde, ante la vacilación de algunos de los convocados y la fraguada traición de quienes gestionaban el protectorado de Francia, se escuchó el estruendo del trabucazo disparado por Ramón Matías Mella que anunció el fin de la dominación haitiana y la creación de un nuevo Estado.
Pobladores de Santo Domingo, la común de San Carlos y de la parte oriental de la ciudad recibieron con júbilo la buena nueva proclamada por los discípulos del patricio Juan Pablo Duarte, quien ideó y organizó desde muchos años antes ese proyecto de la dominicanidad.
Fue mucha la sangre derramada en batallas desiguales contra el ejército napoleónico haitiano, en las cuales triunfó el arrojo y la valentía de los dominicanos, que impregnados por el principio febrerista de ser libres o morir, desalojaron del suelo patrio al soldado invasor.
Ante la ausencia de Duarte, exiliado en Curazao, Mella y Francisco del Rosario Sánchez lideraron en sus inicios el movimiento independentista, que luego quedó bajo la égida del general Pedro Santana y de Tomás Bobadilla, que nunca tuvieron fe en el destino dominicano.
Buenos y verdaderos dominicanos mantuvieron viva la antorcha de la independencia y de la libertad ante la tea de la discordia y traición encendida por el general Santana, cuyo régimen expulsó a Duarte y a su familia, ordenó el fusilamiento de Sánchez, su hermana María Trinidad y de centenares de patriotas.
El pensamiento de Duarte guió al movimiento independentista, convertido en ejército restaurador, cuando Santana consumó la traición de enajenar la República y degradarla a colonia española, cuyo ejército imperial fue derrotado y obligada la Corona a retornar el fuero soberano a la patria de Duarte.
La historia ha sido testigo fiel de que a lo largo de 177 años desde el glorioso día de la proclamación de la independencia, el pueblo dominicano jamás ha renunciado al compromiso con Duarte, Sánchez, Mella y los trinitarios, de defender con alma, vida y corazón la independencia, soberanía e integridad de República Dominicana. Y así será por siempre.

