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Israel y Hamás: genocidas

Israel y Hamás: genocidas

José Rafael Sosa

Tanto Israel como Hamás han incurrido, con variantes en sus consecuencias sobre poblaciones civiles respectivas, en el crimen de lesa humanidad llamado genocidio.

Todas las voces claman a Israel detener la masacre, que al momento presente computa 31 mil civiles asesinados y más 70 mil heridos, y ciudades arrasadas, y la impotencia. ¡Basta ya! Es una masacre que nos llena de vergüenza. Es un genocidio sin sentido que partió de un atentado, también sin sentido, de terror el 7 de octubre pasado cuando Hamás lanzó un ataque sorpresa contra Israel que provocó la condena mundial.

Lo que provocó Hamás, 1,200 muertos y 250 rehenes tomados, incluyendo posibles violaciones sexuales, capturando menores de edad, – parte de un proceso de confrontación de muchos años – ofreció la justificación para que un primer ministro haya iniciado una reacción desproporcionada y, a nuestro juicio, cobarde.

Hamás incurrió en una acción terrorista que no puede ser justificada, lo que da derecho a Israel a defenderse, pero frente a los militantes de Hamás, no de los civiles palestinos inocentes, particularmente los niños, las mujeres y los ancianos.

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Tras el ataque, el ejército israelí respondió con una demostración excesiva, desenfocada militarmente y brutal demostración de fuerza, con categoría de genocidio contra una población palestina sometida a un proceso tan cobarde como maquiavélico que provocó un elevado número de víctimas entre los civiles palestinos, en particular mujeres y niños.

El premier israelí, Benjamín Netanyahu, ha perdido la perspectiva ante una situación que ha debido ser abordada con otros criterios y no el de venganza ciega.

Da una lástima inmensa sentir esos bombardeos contra civiles y sentir el sadismo de fomentar la hambruna por la vía de la restricción de la ayuda humanitaria, nos llena de vergüenza.

Da pena la situación de los familiares de los rehenes. Con esos parientes nuestra solidaridad.
El inicio del Ramadán es la coyuntura precisa para un alto al fuego, para pactar la libertad de los rehenes israelíes.

Israel debe dejar de ser la expresión de la locura táctica. El premier israelí está normado por su ego y su machismo. No piensa en los rehenes y sus parientes. No piensa ni actúa en función de las víctimas inocentes.

Este es el comportamiento que aprecio debería adoptar Israel:

Suspender los bombardeos contra estructuras civiles.

Autorización al paso por todas las vías posibles de la asistencia humanitaria, sobre todo en alimentos e insumos médicos. Dar acceso a la entrada de ayuda humanitaria.

Alto al fuego inmediato por el Radamán.

Intercambio de todos los rehenes israelíes por 600 prisioneros palestinos.

Aceptación de la creación del Estado Palestino.