El presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Román Jáquez, ha optado por advertir a partidos y candidatos sobre las consecuencias del proselitismo extemporáneo.
Por más que la clase política deba conocer y respetar los límites de sus actuaciones, la intervención de la JCE para adecentar el sistema electoral ha sido prudente.
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Las violaciones, después de todo, se inscriben en una tradición o una cultura que el liderazgo político estimula en lugar de erradicar. Sin embargo, el escenario no puede convertirse en un desafío al orden y la autoridad.
Si los partidos y candidatos no cesan su proselitismo extemporáneo la JCE debe intervenir conforme a las leyes.
No pueden alegar ignorancia ni persecución porque ya han sido advertidos de las consecuencias a que se exponen con una violación que por el respeto y el bienestar que predican deben ser los primeros en observar.