A medida que se acerca la apertura oficial de la campaña electoral crece la preocupación en diferentes sectores sobre la integridad de los candidatos. Monseñor Francisco Ozoria, arzobispo metropolitano de Santo Domingo, ha reclamado a la JCE que, como buen árbitro, efectúe una depuración rigurosa de los candidatos a cargos electivos.

Pero, en honor a la verdad, ese es un paso que compete, más que a nadie, a los partidos políticos. La JCE solo se limita a revisar los documentos que presenten los partidos, quienes sí tienen la obligación de seleccionar candidatos íntegros.

No basta con que una persona tenga dinero, sin que se conozca su procedencia, para formar parte de una boleta electoral.

Los partidos políticos, que son el alma del sistema, deben ver el reclamo de monseñor Ozoria como una muestra del interés en depurar los candidatos.