Por: Danilo Cruz Pichardo
d_cruzpi@hotmail.com
Todos sabemos que el PLD se quedó en el poder mediante el abusivo uso de los recursos públicos y el fraude electoral. A los autores materiales del déficit fiscal se les garantizó impunidad y nos metieron una reforma tributaria que disparó los precios de todos los bienes y servicios. Y todo se quedó igual. No conforme con esos y otros desmanes, el partido gobernante, en contubernio con Miguel Vargas y a través de activistas políticos del TSE, se roba al PRD para quedarse solo y sin oposición. Pero desde el 2012 la gente se ha quedado esperando una respuesta de Hipólito Mejía. Esa respuesta no ha llegado y parece que no llegará nunca.
El ex presidente de la República, que alcanzó un 47% de votos muy mal contados en mayo de 2012, no ha dado respuestas a los excesos del PLD, ni siquiera ha tenido la menor iniciativa para impedir que el PRD sea sustraído por Miguel Vargas, Leonel Fernández y el presidente Danilo Medina.
Con esa inconcebible pasividad, Mejía podría estar descalificándose y generando un vacío político que alguien, aunque no se vislumbre por el momento, tendrá que llenar, en la medida en que esté dispuesto a enfrentar al gobierno, al PLD, la corrupción, la impunidad, el lavado, el narcotráfico y al vendaval de poderes ilegítimos e ilegales.
Podría asegurarse que en estos momentos la oposición está huérfana. Nadie hace lo que demanda el momento político. Usted no es opositor porque participaría en la contienda electoral del 2016. Algo similar a lo de Lajara Burgos en el certamen de 1974, simplemente para hacerle el juego a Balaguer.
Y todo el que está aspirando a puestos electivos para el 2016, aunque sea inocentemente, de una u otra forma hace el juego al PLD. Es que la lucha tiene que estar dirigida en otra dirección y se requiere de un líder político dispuesto a jugársela.

