Opinión Editorial

La carta

La carta

La solicitud de República Dominicana, en una carta firmada por su presidente y tres exmandatarios a jefes de Estado de países miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que la misión multinacional en Haití se transforme en misión híbrida bajo el liderazgo de la ONU, coincide con la prohibición de viajar a Estados Unidos impuesta a ciudadanos haitianos y de otras once naciones.

La Orden firmada por el presidente Donald Trump, que incluye a Haití entre los Estadoscuyos nacionales tendrán vedado el ingreso a ese territorio, se anunciaba justo el día cuando aquí fue convocado el liderazgo nacional para abordar el impacto de la crisis haitiana sobre la estabilidad y seguridad interna.

En los últimos días se ha producido una secuencia de sucesos en torno a Haití que obligan a impulsar el más amplio consenso político, económico y social en torno al diseño y aplicación de una estrategia nacional que ayude a mitigar los daños colaterales derivados de la crisis que padece el vecino.

El secretario de Estado, Marco Rubio, urgió a la Organización de Estados Americanos (OEA) inmiscuirse el tema haitiano, cuyo gobierno acusó a Estados Unidos, Colombia y República Dominicana, de permitir el ingreso armas y drogas hacia Haití, y la ONU también reveló que 6.5 millones de haitianos sufren hambre.

En medio de tantos ruidos diplomáticos y mediáticos, las bandas armadas haitianas consolidan y amplían su poder con la consiguiente secuela de muertos y desplazados y la población en riesgo inminente de padecer una situación generalizada de hambruna y la Casa Blanca cierra las puertas migratorias.

Es en ese escenario que adquiere trascendencia la misiva dirigida a miembros del Consejo de Seguridad de la ONU por el presidente Luis Abinader y los ex presidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejia y Danilo Medina, en la que se reclama apoyar la solicitud de Haití de que se reconfigure la misión de paz en ese país.

Es posible que la solicitud del liderazgo dominicano no encuentre eco entre los líderes de Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido, que ostentan derecho al veto en el seno de ese Consejo, pero quedará inscrito en la historia que la patria de Duarte fue solidaria con su vecino, sin abdicar a su soberanía.

Esa carta no solo representa “una estrategia diplomática sin precedentes”, sino también trascendente manifestación de madurez del liderazgo político, que ha puesto la estabilidad y gobernanza de la nación, en riesgo por el agravamiento de la crisis haitiana, por encima de coyunturas partidarias o electorales.

El Nacional

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