El papa Francisco acaba de anunciar que desde el 8 de diciembre próximo al 20 de noviembre de 2016, los sacerdotes podrán absolver a mujeres que hayan cometido “el pecado del aborto” que, para la doctrina católica, es un pecado grave que amerita la excomunión y que solo se puede absolver por orden de un obispo o del mismo papa.
Como respuesta, compartimos parte de la carta enviada al papa por el movimiento de feministas Católicas por el Derecho a Decidir, CDD, de México:
¨Valoramos profundamente sus esfuerzos por suscitar una Iglesia incluyente, misericordiosa, amorosa, acogedora, que comprenda las alegrías y tristezas de todas las personas, que recupere la plena comunión sin estigmatizar a nadie. Valoramos que haya comprendido las circunstancias que han conducido a las mujeres a tomar esta difícil decisión, que reconozca que en la mayoría de los casos subyace “un drama existencial y moral” y una decisión dolorosa.
Ciertamente, sería fundamental que también considerara que la despenalización del aborto ha ayudado a salvar la vida de muchísimas mujeres, ha reducido su práctica clandestina y en condiciones insalubres, ha favorecido que las familias continúen viviendo con una presencia tan importante como la de la madre, ha permitido a las niñas abusadas sexualmente que tengan mejores condiciones de vida y ha dado un poco de paz a quienes han sido violadas.
Para el Año Jubilar, y desde estas reflexiones, proponemos que:
1. Se incluya a las mujeres que, aunque sufren y se equivocan, también se esfuerzan diariamente por ser mejores, más libres, responsables, más justas; por equivocarse menos; por guiarse por los caminos de la sabiduría.
2. Se considere que el aborto no es pecado cuando ha resultado de una decisión en conciencia y de manera informada y orada, y cuando el embarazo ha sido producto de una violación, haya problemas de salud, corra peligro la vida de la mujer, se viva una difícil situación económica o se trate de niñas que trágicamente han sido abusadas sexualmente.
3. Las autoridades eclesiásticas de todo nivel dejen de estigmatizar a las mujeres que abortan y dejen de presionar a las autoridades civiles para que ellas sean castigadas y perseguidas como delincuentes, porque, como usted lo ha mencionado, la convivencia respetuosa y pacífica depende de la laicidad del Estado.
Todas las autoridades eclesiásticas pidan perdón por el daño físico, moral y espiritual que han generado a millones de mujeres que han abortado a causa de su falta de misericordia. Como en nuestras cartas anteriores, le agradecemos profundamente su atención¨.
Sin más nada que agregar, fue la palabra de mujeres católicas.