El Día Internacional de la Mujer, que se celebra este lunes, recuerda el ineludible compromiso de promover una sociedad sostenida en el principio de igualdad de género, sin estigma, estereotipos ni violencia, en la cual las mujeres participen en condiciones de paridad con el hombre en todos los escenarios de la nación.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) promueve este año tan trascendente ocasión bajo el tema “Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la covid-19”, con lo cual el organismo mundial señala que la discriminación se ha recrudecido durante la pandemia.
Desde el año 411 antes de Cristo, cuando el dramaturgo Aristófanes relató en su famosa comedia Lisístrata la primera huelga de abstinencia sexual de mujeres en la antigua Grecia para obligar a poner fin a la guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta, la historia universal ha sido testigo de la lucha de la mujer por su emancipación.
Muchos siglos después la mujer sufre aun el flagelo de la discriminación de género que la condena a la subordinación o desigualdad en los escenarios político, laboral, académico, científico y en el propio seno del núcleo familiar, agravado por el incremento de la violencia física y represión psicológica.
A partir de la II Conferencia de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en 1910, cuando Clara Elkin propuso y se aprobó celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el sexo femenino se ha empoderado del irrenunciable propósito de alcanzar el sitial que le corresponde al lado del hombre.
En República Dominicana, una de cada tres mujeres sufre violencia física o sexual y el año pasado se produjeron 70 feminicidios de los cuales 50 fueron asesinatos perpetrados por hombres despechados contra su pareja o expareja.
No se exagera si se afirma que miles de hogares basados en matrimonios o uniones libres fungen como cárceles o ergástulas en las cuales las mujeres sufren continuas violaciones a sus derechos fundamentales, ante la inexcusable indiferencia social.
La mujer dominicana, con propio esfuerzo y denodada lucha, ha podido mudar pasos adelante en camino hacia el anhelado estadio de igualdad de género y de respeto a sus derechos individuales y colectivos, pero falta mucho camino por recorrer y mayor voluntad política del Gobierno y del Estado para acompañarla.

