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La peculiar vida de Piro Estrella

La peculiar vida de Piro Estrella

POR: UBI RIVAS

Pedro Antonio Estrella Molina, mejor conocido como Piro Estrella, fue un personaje peculiarísimo de la vida santiaguense desde que nació el 15 de abril de 1892 y murió el 7 de junio de 1978, a los 86 años de edad, partícipe de capítulo pintoresco del caciquismo cerril que cortó de raíz el surgiente brigadier Rafael Leónidas Trujillo, y del que primera vez escribe una semblanza su hijo Nelson Estrella Sadhalá.
“Piro Estrella, síntesis de su vida”, es el título de esta reseña biográfica de 157 páginas de Piro Estrella, autonombrado general, como era el estilo desde que nació la República, auto impuesto por Pedro Santana, y que el historiador santiaguense Bernardo Vega Boyrie, encierra entre comillas esa graduación militar, significando su oriundez en el folklore, como las referencia de “compay”, Concho Primo, “Vale Toño”.
De todos los llamados “generales”, Vega Boyrie consigna con la propiedad del historiador de valía que es, que sólo Rafael Leónidas Trujillo ganó ese título por mérito académico, formado por la Constabulary, Guardia Nacional, creada por el afrentoso interventor (1916-1924).

Igual que Cipriano Bencosme y Desiderio Arias, Piro Estrella no comprendió ni ponderó que en 1930 advenía a las instancias de poder un hombre nuevo, con un proyecto sólido de mando asentado en el Ejército Nacional, que empezó y terminó 31 años después siendo la base de sustentación de su recio régimen, aunque Piro evolucionó más rápido y preciso que los otros dos, y desde su bastión de Los Amaceyes, hizo migas con el brigadier que entre otros proyectos, dominó el mando para liquidar para siempre la montonera.

Piro Estrella entendió el nuevo “modus vivendi” delineado por el brigadier Trujillo, intuyendo que nadie podía superarlo, y en las vivencias de los excesos que nutrieron el escenario a partir del 23 de febrero de 1930, hasta 1936, Piro razonó que su conciencia de hombre de honor y contrario a los excesos, le impedían contertuliar con el estado de cosas, y rechazó la condición censurable de secuaz y apañador de truculencias, crímenes y rapacerías.

En ese cosmos, Piro Estrella se refugió en su hacienda de Las Lavas, a unos doce kilómetros de Santiago de los Caballeros, donde construyó un rancho de tablas espacioso y confortable, divisable desde la carretera que conecta a la segunda ciudad del país con la Línea Noroeste, fomentando un proyecto múltiple de ganadería, frutales y arroz.

Piro Estrella fue el único personaje importante de Santiago de los Caballeros de la primera mitad del siglo XX a quien el suscrito nunca conoció, aunque mi papá lo visitaba cuando los calieses lo asediaban por su indiferencia al régimen, y acudía al regazo de Piro Estrella en procura de sahumerios (consejos) para sobrevivir la opresión.

Porque Piro Estrella, en su retiro de Las Lavas fue un gran consejero de premuras no solo políticas, sino económicas, resolviendo con amplitud y sin facturas las dos vertientes de su connatural humanidad con impar holgura y espontaneidad.  Padeció preso los sufrimientos emocionales y físicos terribles cuando su hijo Salvador integró la célula valiente y valiosa del 30 de mayo de 1961 que culminó con la eliminación del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo.

Se salvó porque el “amo” del país entonces, teniente general AMD Rafael Leónidas Trujillo Martínez (Ramfis), creyó en su palabra de desconocer absolutamente, como en realidad fue, todo lo concerniente al tiranicidio, porque aparte de los defectos que como ser humano los tuvo, Piro Estrella mostró siempre una actitud rectilínea con la lealtad y refractario a la traición. Esa virtud lo salvó a él y a sus 54 hijos, incluyendo a su hijo, el general Guarionex Estrella, que también ignoraba todo lo concerniente al magnicidio.

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