Opinión

La tormenta perfecta

La tormenta perfecta

Ahora que la alianza entre el PLD y el PRD luce sellada, todos los líderes políticos dominicanos actuales, incluyendo los de la oposición, deben reflexionar sobre el futuro político del país. Técnicamente estamos ante la realidad de un único partido acaparando la mayor parte del poder político con la única oposición de un PRM que luce como un partido cuya única fuente de cohesión es el desprecio por el partido de gobierno lo que resulta ineficaz para hacer oposición seria. Desde el retorno de la democracia en 1978, el país nunca se ha visto tan cerca de sucumbir ante liderazgos mesiánicos por el colapso de sus estructuras partidarias como ahora. Lo que el PLD y el PRD hagan con esta alianza será fundamental en evitar o guiarnos directamente a ese despeñadero.

Si el Presidente Medina logra reelegirse, como así pareciere, sus próximos 4 años deben ser enfocados seriamente en el remozamiento del Poder Judicial y la Procuraduría General de la República, y tomar pasos mucho más severos en la transparencia de las acciones del Gobierno y el manejo del gasto. La delincuencia y la corrupción son los puntos que mayor impacto van a tener en los próximos 5 años del ciclo político, y la capacidad de combatirlos va a definir si para el 2020 quedarán un PLD, PRD, PRSC o PRM, o si, en cambio, surge una nueva fuerza encabezada por un liderazgo populista que los saque a todos del ruedo.

No se requiere ser adivino para hacer este tipo de predicciones puesto que los ejemplos abundan a todo nuestro alrededor. Chávez, Correa y Evo surgieron del desencanto con los partidos tradicionales, de igual forma así llegó Lula a la presidencia en Brasil. El pasado fin de semana Guatemala votó en el primer lugar a Jimmy Morales, candidato del Frente de Convergencia Nacional, un partido que en el 2011 tan solo obtuvo el 0.33% de los votos.

El agotamiento con los partidos tradicionales es un fenómeno muy real y se viene repitiendo a lo largo de todo el continente; aquí mismo los movimientos apartidarios están empezando a proliferar porque muchos sectores de la población no se sienten representados.

Los circos mediáticos como los fueron el juicio al senador Félix Bautista y las investigaciones a funcionarios del gobierno anterior solo servirían para agudizar la crisis y empujar estrepitosamente a la población hacia una alternativa fuera de los partidos tradicionales. Por igual la falta de recursos en la persecución de la delincuencia y en la obtención de sentencias definitivas frente a la criminalidad ordinaria abre una brecha fácil de explotar para cualquiera que explotando el machismo y el “Jefismo” cultural de los dominicanos, desee impulsar un mesianismo por vías de la “mano dura” y apelando a las emociones de los votantes.

La alianza del PLD y el PRD, y por ende el progresivo debilitamiento del sistema de pluralidad partidaria, está completando la formación de la tormenta perfecta para que surja una personalidad carismática que llene el vacío, asuma el poder, y aplaste las instituciones democráticas que mucho nos han costado, y no muy diferente a Venezuela, Ecuador, Bolivia y posiblemente Guatemala, la responsabilidad recaiga enteramente sobre los partidos tradicionales. En República Dominicana, por suerte, aún estamos a tiempo de evitarlo; pero si algo nos ha enseñado la historia, es que la voluntad política de arreglar el sistema de gobernanza no llega hasta que ya es demasiado tarde.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación