La violencia tiene distintas formas de manifestarse. La violencia no solo puede mostrarse a través del lenguaje corporal, como es la agresión física sino también, mediante las palabras, y especialmente, la forma en la que se comunican dichas palabras.
La agresión verbal, también llamada abuso verbal, es un tipo de violencia que se caracteriza porque pretende hacer daño con un mensaje o un discurso hiriente.
Se puede manifestar en forma de insultos o palabras descalificantes, y la víctima, como consecuencia de estos ataques verbales, puede sufrir ansiedad, baja autoestima o un deterioro de su reputación.
Desde este punto de vista, en relación con el tono de voz, también es posible transmitir agresividad verbal a través de los gritos que son una forma de humillación y de manipulación en la que establece una relación de dominio frente a otra.
En ocasiones, las personas tardan mucho tiempo en darse cuenta de que sufren violencia verbal ya que la huella de dicha violencia no es tan visible a corto plazo como el efecto que produce la violencia física propia de un golpes que pueden dejar huellas en el cuerpo.
Lo cierto es que el abuso verbal y el maltrato psicológico, pese a ser menos visibles, ocurren con bastante frecuencia en entornos como el trabajo, la familia o la escuela.
No obstante, no todo el mundo pretende hacer daño a la gente que le rodea.
Para algunos estudiosos de la conducta humana, las características principales de los agresores verbales, es que son personas autoritarias que necesitan tener bajo control a la gente de su entorno.
Parecen buenas personas al principio y suelen caer bien al conocerles. Así se ganan la confianza de las víctimas a la que luego agrederán verbal y psicológicamente.
Son personas mentalmente rígidas y persiguen la verdad. Ahora bien, la única verdad es la suya.
No reconocen sus fallos propios, pues consideran que los demás no tienen razón. Se ofenden fácilmente y pasan de estar tranquilos a agresivos en pocos segundos. Son egoístas y narcisistas. Piensan que están por encima de los demás.
Si está cerca de alguien con estas características, créame que no tiene buena compañía.