Gobierno y oposición produjeron sendas alianzas que ayudan a perfilar una campaña electoral basada principalmente en propuestas programáticas y no en un degradado circo clientelar que promueve demagogia y alquiler de conciencia.

El domingo, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Frente Amplio concertaron un acuerdo para concurrir unidos en las elecciones del 15 de mayo, basado en compromiso de ejecutar un programa de gobierno basado en la transparencia y lucha contra la corrupción.

La candidatura presidencial de Luis Abinader se cobija en el respaldo de un grupo de partidos y movimientos que conforman un frente opositor denominado Convergencia, con el cual procuran salir airosos en los próximos comicios.
Este lunes, los partidos de la Liberación (PLD) y Revolucionario (PRD) formalizaron una alianza electoral, definida como histórica, que contempla 16 compromisos comunes en favor del desarrollo nacional.

El presidente del PRD, ingeniero Miguel Vargas, anunció que su organización respaldará la propuesta electoral de reelección del presidente Danilo Medina, al presentar candidatos comunes en las boletas blanca y morada.

Por tratarse de partidos políticos fundados por el profesor Juan Bosch, que fueron antagónicos por más de cuatro décadas, es de justicia señalar que la concertación firmada ayer por Medina y Vargas Maldonado debe definirse como histórica.

Se resalta en el compromiso endosado por el PLD y PRD, en caso de salir triunfantes en las urnas promover políticas públicas y leyes que refuercen la institucionalidad democrática, la seguridad ciudadana, calidad de vida y modernización.

La población recibe con beneplácito esos acuerdos electorales en ámbitos partidarios oficiales y de oposición, en la esperanza de que contribuyan a cualificar el discurso electoral y a producir las trasformaciones económicas, sociales y políticas que requiere la sociedad dominicana.