Desde hace años muchos sectores se han opuesto a la creación de nuevas demarcaciones en el país, mayormente por desconocimiento del desarrollo poblacional, económico y social de las localidades y provincias.
Cuando se planteó la división del Distrito Nacional, que se convirtió en un territorio inmanejable para el Ayuntamiento Municipal, debido a su extensión e incapacidad económica para enfrentar y solucionar los servicios de recogida de basura, limpieza de las calles y avenidas y garantizar el mantenimiento del entorno urbano, parques y lugares públicos, hubo una fuerte oposición.
Recordamos que la propuesta de división territorial surgió del fenecido líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) José Francisco Peña Gómez y discutida y formalizada por la Comisión Nacional de Reforma del Estado (Conare), que presidía el doctor Tirso Mejía Ricart, y hecha realidad en octubre de 2001.
Fueron muchas las discusiones en los partidos y muchas las voces opositoras, tanto dentro del mismo PRD como de organizaciones políticas y algunos sectores de la sociedad, principalmente de empresarios que se resisten a las divisiones territoriales por razones económicas y por los controles de Estado y de efectividad en el cobro de impuestos.
Las divisiones territoriales en todos los países del mundo han contribuido a la descentralización del Estado, a la mejoría de los servicios, al control y prevención de la delincuencia y la criminalidad, a un mayor desarrollo urbano y económico y a la planificación de las políticas sociales y de servicios.
Cuando se dividió el Distrito Nacional en un Distrito (el mismo Distrito Nacional) y la provincia Santo Domingo fueron muchos los que se levantaron en contra. Hoy se ha reconocido que la Ley de división territorial fue acertada. Se creó la provincia número 31.
Para entonces el senador Tonty Rutinel Domínguez sugirió crear otra provincia, la número 32, que se llamaría Matías Ramón Mella, la cual abarcaría todo el territorio de los municipios Santo Domingo Oeste, Santo Domingo Norte, Pedro Brand y Los Alcarrizos con sus respectivos distritos municipales y demás localidades. Fue aprobado en primera lectura en el Sanado con apoyo del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), pero lo dejaron perimir por el desinterés político de los enemigos internos de Tonty en el PRD y por los opositores a este partido en ese órgano legislativo.
Hoy se habla de crear dos nuevas provincias, que se llamarían Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, ambos líderes fenecidos del PLD y el PRD, como parte de los acuerdos entre ambos partidos para arribar las elecciones del 2016. La primera abarcaría a Santo Domingo Oeste y Los Alcarrizos, la segunda lo que hoy es Santo Domingo Norte, Pedro Brand y sus distritos municipales.
Por razones políticas habrá oposición, incluida de muchos comunicadores y gente del pueblo que deja llevar de quienes la desorienta desde los medios de comunicación, principalmente por desconocimiento de datos que son esenciales.
La provincia Santo Domingo es más grande dos o tres veces que el Distrito Nacional en territorio y concentra mucho más industrias y desarrollo económico sostenido que el Distrito Nacional, poblada por más de cuatro millones de habitantes, distribuidos entre sus ocho municipios y distritos municipales.
Santo Domingo Oeste y Los Alcarrizos juntos tienen casi dos millones de habitantes, mientras Santo Domingo Norte (Villa Mella, Los Guarícanos, La Victoria y Sabana Perdida) tienen más de un millón de personas, con gran desarrollo comercial e industrial, amplitud territorial y con grandes expectativas de inversión y crecimiento en todos los órdenes.
O sea, sus poblaciones son mayores a las del Distrito Nacional y de la mayoría de las provincias del país, con excelentes perspectivas de desarrollo económico.
Convertir a Santo Domingo Oeste y a Santo Domingo Norte en provincias contribuiría a una mejor descentralización del Estado y permitiría a esas demarcaciones un desarrollo más planificado con mejoría en los servicios municipales, de salud, educación y en sus infraestructuras viales, inmobiliarias e industriales y de comercio.
En definitiva, las provincias Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez no sólo serían un interés político, aunque sea un planteamiento de partidos políticos. Es necesario crearlas y así lo exigen sus habitantes. Sólo basta una encuesta o hasta un referéndum, si se deseara, entre sus habitantes sobre si es prudente o no convertir sus territorios en provincia, y analizar los aspectos descritos anteriormente