Las pacas son una alternativa para muchas personas vestir ropa de marca a bajos precios, sin importar que sean de segunda o de tercera mano.
El de las pacas y otros artículos es un negocio que ha crecido en el país, teniendo puntos referenciales como los alrededores de la Duarte con París y gran parte de Villa Consuelo.
Tras afirmar que el negocio era un dolor de cabeza, el director de Aduanas, Eduardo Sanz Lovatón, matizó las declaraciones para prevenir una tormenta.
Se tomó un par de aspirinas para el malestar, a decir de lo rápido que aclaró que no estaba en contra del negocio, además de calificarlo como una necesidad para distribuidores y compradores. Sanz Lovatón, que dijo que las pacas afectan el comercio lícito y tienen consecuencias para la salud, sin duda que ha optado por la prudencia.
En torno a la operación han debido llamarle la atención cosas extrañas: los puestos operan frente y en la acera de muchas tiendas, al menos en arterias como la avenida Duarte, José Martí y otras.
Las pacas cumplen con el pago de impuestos, aunque nada se puede descartar en esas regueras que se han tornado tan populares y en una suerte de sello de identidad de algunos sectores.
Sanz Lovatón, un funcionario que ha demostrado eficiencia, actuó con inteligencia al entender que lo mejor es no tocar un negocio del que viven y se benefician muchas personas.
Se le criticará por la posición, pero vendedores y compradores estarán tranquilos.