Carta de los Lectores

Latigazos de la Iglesia

Latigazos de la Iglesia

Como en la historia bíblica de los latigazos infligidos por Jesús contra mercaderes en el templo de Jerusalén, la Conferencia del Episcopado Dominicano distribuyó azotes de censura al Gobierno, liderazgo político, empresariado y medios de comunicación, a todos los cuales reclamó que purifiquen el proceso electoral.

En su Carta Pastoral con motivo del Día de la Altagracia, los obispos exhortan a respaldar a la Junta Central Electoral para que pueda garantizar un proceso comicial transparente y se evite la práctica de compra y venta de cédulas durante las elecciones.

El documento de la Iglesia católica ofrece una visión de 360 grados sobre el presente dominicano, al expresar preocupación por el incremento de la violencia intrafamiliar, que se extiende entre padre e hijo, cuyo origen sería el deterioro de la familia, inequidad y carencia de oportunidades.

La Iglesia censura la corrupción pública, que define como cáncer que debilita los cimientos de la nación porque prostituye los servicios públicos, desarticula las instituciones y desmoraliza a los ciudadanos, pero también reprocha la corrupción privada encarnada en aquellos empresarios que evaden impuestos y niegan a sus empleados una vida digna.
Los obispos claman para que se promuevan las condiciones indispensables para que haya un Poder Judicial imparcial que pueda dirimir los conflictos sin inclinar la balanza para un solo lado, con lo que claramente interpretan el sentir generalizado de su feligresía y de la sociedad.

El látigo de la Iglesia alcanzó la cerviz de la prensa con la advertencia de la Conferencia Episcopal para que los medios de comunicación no se conviertan en correo de divulgación de noticias falsas, porque sería un atentado contra el derecho que le asiste a la ciudadanía a recibir información veraz y objetiva.

Partidos y candidatos están compelidos a asumir la válida exhortación de los obispos católicos para que durante el proceso electoral “eviten las intrigas, calumnias y manipulaciones propias de las campañas sucias, así como el despilfarro de recursos económicos en publicidad desmedida”.

Los latigazos morales que ha infligido la Iglesia a la clase dirigente, así como su llamado de atención para que se garanticen elecciones libres, pulcras y concurridas se definen como oportunos, necesarios y previsores porque ayudan a purificar un espacio democrático sobre el que se han asentado mercaderes de la política y de los negocios.

El Nacional

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