Los Reyes de España ofrecieron una encomiable demostración de comprensión y tolerancia al absolver a sus atacantes con lodo e insultos cuando fueron a solidarizarse con las víctimas del temporal en Valencia.
Felipe VI vio la agresión, que incluyó el grito de asesinos, como expresión de la desesperación y el dolor que afecta a los damnificados del temporal.
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Desde que llegaron a Paiporta, la localidad más devastada por el fenómeno, acompañados del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, los vecinos se lanzaron contra ellos, zarandándeolos, lanzándoles lodo y gritándoles.
Pese a la tensión que se generó, Felipe VI no solo conservó la ecuanimidad, sino que reaccionó con la mayor sensibilidad al aceptar lo que definió como frustración y enojo de la población. Un ejemplo a la altura de las circunstancias.