Opinión

Libros y lecturas

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Dos antologías poéticas
(Antologías poéticas social y amorosa. Antóloga: Ángela Hernández. Producción: Refinería Dominicana de Petróleo sobre concepto de Félix Jiménez; prólogos: Mateo Morrison – Poesía social- y Jeanette Miller – Poesía amorosa-. Diagramación: Erick Simó, Diseño portada Cinthia Matos Presentación de Bruno Rosario Candelier. Impresión: Amigo del Hogar).
La Refinería Dominicana de Petróleo, en una decisión que debe ser aplaudida sin dudar, no enviará como regalo de Navidad, canastas con dulces navideños, ni vinos cabernet. Muchas empresas, con todo derecho, sí envían canastas, cuyos vinos y frutas serán consumidos con gusto y agradecimiento. Pero hay regalos que tienen la virtud de permanecer, de ser un aporte inédito a la cultura. Tal es el caso.

Refidomsa tiene como obsequio de fin de año las “Antologías de poesía social y poesía amorosa dominicanas”, cuya publicación constituye uno de los s grandes sucesos culturales del año 2015. El magnífico regalo que hace Refidomsa son las dos antologías que ha elaborado la escritora Ángela Hernández y que por vez primera (hasta donde se sabe) compila como concepto lo mejor de la poesía social y la poesía amorosa dominicanas-, en volúmenes separados, producidos con exquisito trato editorial por parte de Amigo del Hogar. El acto de presentación de ambas antologías (realizado anoche en el hotel El Embajador) convocó a decenas de creadores y creadoras de poesía de varias generaciones; desde escritoras de tercera edad hasta las jóvenes poetas adolescentes que cerraron el acto declamando sus piezas.

No existe en literatura ninguna otra labor tan exigente y poco grata como la de antologar la creación literaria, en tanto es una tarea compleja, exigente, discriminante y, en consecuencia, establecer juicios de valor que se pueden considerar como validadores o no, del hecho creador en las letras. Las antologías son siempre selecciones a criterio personal de quien las redacta, concepto que implica discriminar entre calidades y autores, lo que sin duda alguna genera aplausos de quienes aparecen y el rechazo de quienes no están.

Ángela Hernández trabajó durante los últimos 11 meses del año en la compleja e intrincada labor de investigación, corrección, comprobación y ordenamiento de la métrica acorde a como fueron escritos originalmente, elaboración de un comentario a cada pieza seleccionada y en la consecución de los permisos de autores y parientes, acorde con el respeto a los derechos de autor. Se percibe en los dos trabajos, una labor de investigación y selección a fondo. Resalta el criterio literario que tiene como factor transversal, la calidad de las obras y autores incluidos. Estas dos antologías se transforman ahora en una compilación de referencia, llamada a llegar a las escuelas, colegios, y a las escuelas universitarias.

Hay algunas ausencias llamativas: no está la poesía de Adrian Javier (cuya autorización fue imposible conseguir por enfrentamientos familiares), de la propia poeta que antologa la poesía amorosa, y de personalidades literarias muy cuestionadas y alabadas – de acuerdo a quien le enjuicie-, como la de Joaquín Balaguer, a quien la antóloga no consideró buen poeta.