Mientras llegan las vacaciones navideñas, la escuela arde, con posiciones de enfrentamientos entre el Ministerio de Educación y la Asociación Dominicana de Profesores. Da la impresión que en vez de una tegua, se están desempolvando los sables de la guerra.
En momentos en que no se tiene todo el peso de impartir docencia, lo ideal es que entre las partes se pueda llegar a acuerdos en puntos de mera burocracia. Cada quien desea ser el que manda, y así es difícil poder impartir buena docencia.
De lo que se trata, es de llegar a acuerdos que permitan mejor operar el sistema educativo nacional, La burocracia tiene que cumplir con su rol, pero también el sindicato.
Hay más egos y tremendismo que posiciones de principio. Por ello si hay buenas intenciones se pueda llegar a acuerdos. Una agenda nacional por el mejoramiento de la Educación es imposible sin la participación de todos los sectores.
A todas luces es traumática la fusión de los ministerios de Educación y Educación Superior. Podría ser un verdadero caos, en vez de plantear reales soluciones. ¿Es necesario contar con la ADP en la fusión?.
Desde luego, la ADP no tiene nada que buscar en la educación superior, pero si en lo que se refiere a la básica. Para hacer cambios efectivos, hay que contar con la ADP, no dejarla fuera de soluciones.
Ya hay un debate organizado para mediados de enero, donde participarían distintas organizaciones profesionales, incluyendo a la ADP. En vacaciones no se gana nada con los pleitos, cuando hay que buscar alternativas.
La fusión podría llevar una carga excesiva a lo que ya es un ministerio que trabaja a duras penas. Lo hemos dicho en innumerables ocasiones, en el área educativa se trabaja con el futuro del país, es forjando a la nueva sociedad nacional, a los nuevos líderes, y ello hay que tratarlo con mucho cuidado.
Según va congelándose el progreso de la educación obligatoria, sube el nivel de los colegios, lo cual presentará a futuro una sociedad más desnivelada y prisionera de sus disquisiciones. Lo ideal es que la escuela pública, con todos los recursos que se emplean, esté por encima de los colegios.
La mejor petición que se puede hacer al ministro de Educación y al presidente de la ADP es que se tomen juntos un cafecito. Los dos están interesados en mejorar la docencia, pero sus elevados egos los mantiene en pleitos permanentes. “A la escuela que es hora de comenzar nuestra labor”…..
Por: Manuel Hernández Villeta