Articulistas Opinión

Lo que nos falta

Lo que nos falta

Fernando De León

Cuando siendo un imberbe, abusivamente, fui encerrado en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, y otros reclusos quisieron ultrajarme; los izquierdistas que guardaban prisión salieron en mí defensa.

Pero lo mismo ocurrió en la dotación policial número uno, en ese entonces localizada en la cabecera occidental del Puente Duarte, es decir, en la hoy Avenida 27 de Febrero; y hasta un policía me defendió, cuando el esbirro Lucas Cuello Cabala (Tuto), intentó seguirme golpeando, ya apresado.

¿Qué quiero significar ahora con la narración de estos dos episodios que ya he contado en otras ocasiones? Simplemente, que en el país hace falta la robustez y firmeza de los movimientos de izquierda, u otros disidentes de otros tiempos, siempre alerta ante los abusos.

Tal vez si no tuviésemos un pueblo amodorrado como el de hoy, no hubiesen sido masacrados a golpes hasta la muerte a los jóvenes David de los Santos, José Gregorio Custodio, y el barbero Richard Báez, ultimados por agentes policiales en poco más de un mes.

Pero lo penoso es, que no hemos visto grandes manifestaciones ante estos asesinatos. En el de De los Santos, presuntamente con la participación de tres reclusos. En verdad, en República Dominicana hacen falta grandes sacudimientos de protestas, ante crímenes como éstos.

Aunque ordenadamente, hace falta revitalizar la combativa izquierda de décadas pasadas y, a la vez, convocar a sentidas jornadas de lucha en defensa de los derechos humanos y otros atropellos.

Contrario a esas idóneas manifestaciones, lo que hemos visto es la opinión de varios sectores, incluyendo a profesionales de la comunicación, que parecieran justificar estos abusos. Todo para no responsabilizar a las autoridades policiales y, subsecuentemente al gobierno de turno, por su falta de planes preventivos.

Hemos visto como algunos, aparte de querer dar visos de la posibilidad de que en los destacamentos los reos matan a otros sin justificación alguna; también, aducen que se le quiere hacer daño al director de la Policía Nacional, general Eduardo Alberto Then.

Si no hubiese constancias contundentes sobre la veracidad de los hechos, en los cuales fueron molidos a golpes estos jóvenes e indefensos ciudadanos, de Santo Domingo, San José de Ocoa y Santiago de los Caballeros; de seguro habrían argumentado que los policías son inocentes.