Editorial

 Los dueños del circo

 Los dueños del circo

El Gobierno  dispondrá de unos 380 millones  de pesos en la reparación de los estadios donde se jugará la temporada de béisbol de invierno que comienza a finales de octubre, sin que las empresas que operan ese popular pasatiempo, que es también un lucrativo negocio,  se obliguen a aportar un solo centavo.

No se objeta que  con dinero de los contribuyentes se ejecuten obras civiles de  reacondicionamiento de los terrenos de juego, servicios sanitarios, luces y áreas de estacionamiento, pues esas instalaciones son usadas también para promover el béisbol aficionado y hasta para la presentación de espectáculos artísticos o concentraciones religiosas.

Pero no parece prudente que  el Gobierno  acarree solo con tan pesada carga financiera que incluye  la ampliación en el estadio Quisqueya de  las áreas de palco para encarecer los costos de boleterías.

Se sabe que la pelota es  un excelente analgésico para aliviar tensiones sociales, por lo que las instancias oficiales están en deber de coadyuvar a levantar la carpa, pero los dueños del circo deberían aportar algo, máxime  si se trata de una  actividad  empresarial por vía de la cual se intenta obtener rentabilidad.

El ministro de Obras Públicas dijo que no estaba dentro de las prioridades de su gestión  la construcción de la carretera  al vertedero Duquesa, una vía  imprescindible para poder mantener el ornato y limpieza del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, cuyo costo sería de 40 millones de pesos.

La importancia mayor ha sido concedida a  la  reparación, ampliación y modernización de los parques de pelota, obras de prioridad en la que se invertirán diez millones de dólares, equivalentes a 380 millones de pesos, calculado a una tasa de cambio del 38 por uno.

El problema  mayor radica  en que para  el torneo de béisbol  del año siguiente se requerirá  una suma similar  para los mismos fines, lo mismo que ocurrió en la temporada pasada,  sin que los  recursos públicos encuentren  algún doliente.

Las empresas que operan los equipos  Escogido, Tigres, Aguilas, Estrellas, Toros y Gigantes  aspiran a otros muchos privilegios, porque se sabe que  en sociedades con tan elevados niveles de inequidad, tan imprescindible es el pan como el circo. Solo se  aspira,  si no es mucho pedir, que  los dueños del espectáculo colaboren algún día con algo.

El Nacional

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