El Senado creó la comisión que se encargará de elaborar el procedimiento para la escogencia de los miembros de la Junta Central Electoral (JCE), sobre lo que se ha adelantado que sus integrantes deben tener la condición de “independientes”, sin vigente ni pasada militancia partidaria.

Desde tiempos inmemoriales se escuchan clamores para que en el pleno de la JCE se designen personas “imparciales”, “sin militancia política”, con elevado currículo profesional y de condiciones éticas, pero el desempeño de los escogidos no satisface a litorales partidarios o a propia ciudadanía.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM), que tiene cinco de los nueve senadores integrantes de la citada comisión, ha dicho que favorece que los magistrados del tribunal de elecciones sean “independientes”, con lo cual se considera que la fatalidad de la JCE ha estado asociada a la presencia en su seno de políticos.

Si se revisa la historia de la JCE podría comprobarse que ha tenido miembros provenientes de los más diversos sectores del abanico social, incluidos del empresariado, universidades, iglesias, comunicadores y obviamente de los propios partidos políticos.

El Congreso y el liderazgo político deberían ilustrar a la ciudadanía sobre el indispensable requisito de “independiente”, que se exigiría a los aspirantes a ser miembros de la JCE, sobre todo cómo se determina y se garantiza esa condición, que no podría ser detectada con prueba o diagnóstico médico.

Uno de los actuales miembros de la JCE tuvo militancia partidaria reciente; los demás han desempeñado cargos en la Suprema Corte de Justicia, el Cuerpo Diplomático, Instituto Duartiano, en la judicatura o en la comunicación social, por lo que sería difícil negarles estatus de “independientes”.

En el diccionario se encuentran definiciones sobre el requisito de ser independiente para optar por el puesto de miembro de la JCE: “que no guarda relación de dependencia con otra cosa” o “que tiene independencia política, que no depende de una autoridad de rango superior”.

No será fácil para el Senado poder garantizar a plenitud que los seleccionados para integrar el pleno de la Junta Central Electoral no guarden algún tipo de relación de dependencia con intereses políticos, económicos o sociales, o que “no dependan de una autoridad de rango superior “. Pídanle a Diógenes su linterna.