Opinión Articulistas

Los pactos de Abinader

Los pactos de Abinader

Luis Pérez Casanova

Con lo ineficaces que han sido y los desaires que ha recibido se entiende el rechazo a los pactos políticos convocados por el presidente Luis Abinader para abordar problemas nacionales. Desde que asumió el poder el mandatario ha propuesto al liderazgo político en unas 11 ocasiones consensuar, sin éxito, decisiones que tienen que ver con la consolidación del sistema institucional y el desarrollo económico y social del país. Los desplantes son para que descarte los acuerdos como instrumentos para impulsar reformas o tomar medidas frente a crisis como la haitiana, pero el gobernante insiste en los escabrosos consensos.

Con la reforma constitucional para blindar la reelección, entre otros cambios, Abinader tuvo que cargar con el proyecto en solitario porque la oposición la satanizó. E incluso para sustentar su rechazo a la reforma se llegó a manipular una opinión personal de la directora de Ética, Milagros Ortiz Bosch, en el sentido de que en la revisión de la Carta Magna debería implementarse el porcentaje para ganar en primera vuelta, alterado del acuerdo original para regatear el ascenso al poder de José Francisco Peña Gómez en las elecciones de 1996. Otros alegaron que la modificación era un ardid para el mandatario eliminar, como pretendían gente de su partido, el dique para repostularse como candidato presidencial.

Si se toman en cuenta fracasos como el pacto educativo suscrito en la gestión de Danilo Medina o el espectacular diálogo patrocinado en 2009 por el entonces presidente Leonel Fernández (el cual no contó con la asistencia del PRD) pueden ser mayores las razones para descartar los consensos como instrumentos de gobernanza. En el encuentro convocado por Fernández el primer punto que se aprobó fue la eliminación del barrilito de los senadores.

El resto no hay que recrearlo porque está a la vista.
Si con los antecedentes, las frustraciones y los desaires Abinader insiste en pactos como el migratorio a que convocó a los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina se explica por su vocación democrática y su compromiso, como se ha visto, con la institucionalidad.

Con el respaldo mayoritario que tiene en las cámaras legislativas el mandatario no tiene necesidad de apelar a consensos para promover reformas, pero lo hace, como ahora frente al impacto de la crisis haitiana, porque disiente de la tiranía o de las decisiones unilaterales.

Puede darse por descontado que si fracasa, como parece, el diálogo con los expresidentes de la nación para abordar el problema haitiano, Abinader, por su vocación democrática, no dejará de plantear acuerdos con el liderazgo político y las diferentes fuerzas sociales para tratar problemas de interés nacional.