El escenario de la autopista Las Américas donde hace 49 años fueron abatidos cuatro jóvenes revolucionarios por un contingente de más de 1,500 soldados y policías es hoy, en homenaje a su memoria, un monumento.
El acontecimiento, que paralizó y concentró la atención de la nación en el desenlace, se inscribe dentro de los hechos memorables de la historia dominicana.
No se tenía que estar de acuerdo con el credo político ni con los métodos que defendían Amaury Germán Aristy, Bienvenido Silveira Leal Prandy, Ulises Cerón Polanco y Virgilio Perdomo Pérez para entender que había que respetarles la vida. Al ser ubicados en una cueva de Las Américas tras una tenaz persecución de las fuerzas represivas del Gobierno del finado expresidente Joaquín Balaguer ese 12 de enero de 1972 se utilizó todo tipo de armamento para masacrarlos bajo cualquiera de los pretextos enarbolados por el régimen.
Agrupados en la célula “Los Palmeros”, los jóvenes, entre los cuales había uno de 21 años, eran perseguidos por terrorismo y vínculos con el comunismo internacional. El suceso, que marcó una época, por lo menos no debe olvidarse.