Esta imagen no necesita interpretación, ya que el azul del mar de mil tonalidades se funde con el horizonte, y el sol pinta de oro cada sendero, mientras en el infinito se alzan los puentes, cual lazos de concreto, uniendo los cayos.
La brisa, cual dulce melodía, mueve las barcas, en calma sinfonía, que descansan atracadas, listas para la aventura o trabajo, ese es el día día en el puerto público y la marina de Samaná.