Con el caso de la niña de 11 años que se dice murió ahogada durante una excursión del colegio en que estudiaba en Santiago, no debe ocurrir lo mismo que con la desaparición hace ocho meses del niño de tres años Roldany Calderón, rodeada desde entonces de un velo de misterio.
Lo que se sabe es que el niño jugaba con una prima en casa de una tía en Los Tablones, Manabao, Jarabacoa, cuando se le perdió el rastro.
A la fecha la comisión investigadora dirigida por la procuradora Olga Diná Llaverías no ha dado, al menos que se sepa, con ningún indicio que contribuya a esclarecer la suerte que ha corrido el menor.
A la madre de la niña Stephora Anne-Mircié Joseph, quien estudiaba en el colegio Da Vinci, solo se le ha dicho que murió ahogada. Además de acusarse al centro de violar el protocolo escolar deben aclararse las circunstancias en que falleció la jovencita.

Ante la inquietud generada por el caso, la procuradora general de la República, Yeni Berenice Reynoso, ordenó reforzar la investigación. Antes, la vicepresidenta Raquel Peña no solo mostró indignación, sino que reclamó que se esclarezca.
Como Educación afirmó que el centro educativo faltó al protocolo con la excursión, el Ministerio Público y la Policía tienen más base para aclarar las circunstancias en que murió la niña.
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Sería una dolorosa estocada que la muerte de la estudiante quedara impune. Como en el caso del niño Roldany Calderón, quien está en paradero desconocido desde el 30 de marzo, se pensaría en el encubrimiento de la verdad.

