Editorial

Macrocefalia

Macrocefalia

Un funcionario de segundo nivel del Ministerio de Educación  se arrogó el derecho de  advertir que  esa cartera no está preparada para manejar los casi cien mil millones de pesos consignados en el Presupuesto General del Estado 2013, lo que significaría  que  se reclamó el cumplimiento de la  ley  que consigna el 4% para la educación pre universitaria que ahora las autoridades no están en  capacidad de cumplir.

El profesor Julio Leonardo Valeirón,  director del Instituto  de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa, ha señalado que  la estructura de dirección del sistema educativo  sufre de macrocefalia con  cuatro mil personas  que definen políticas cuando sólo se requieren  de 300 técnicos.

Como para  no conceder  espacio a ninguna duda sobre  su  advertencia, el profesor Valeirón dijo que  si  difícil ha sido invertir el 2% del PIB para la educación  básica, invertir un 4% sería  complejo por los inconvenientes que surgirían al aplicar  ese presupuesto a partir del mes de marzo.

El Gobierno debería poner  atención al señalamiento de ese funcionario, de que la intervención e incidencia de la política, principalmente  en las estructuras administrativas (direcciones regionales y distritos educativos) constituye otro valladar para  una efectiva aplicación de tan abultada asignación.

Se resalta que los señalamientos de ese funcionario fueron  expuestos  al intervenir  en un seminario  de carácter técnico y académico en el que también  expusieron  el rector de la Universidad Apec, Radhamés Mejía y  el profesor Ramón Flores, ex  rector de la Universidad Intec, por lo que tales planteamientos deberían  recibir la más elevada atención de las autoridades y concitar  preocupación  en la ciudadanía.

El cumplimiento de la ley 66-97 que establece el 4% del PIB  para la educación pre universitaria ha significado un gran sacrificio fiscal que obligó al Gobierno a  reducir  sustancialmente partidas  a otras instituciones estatales como  el Ministerio de Obras Públicas, la Junta Central Electoral, la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Constitucional, así como   a la propia Presidencia de la República, por lo que no es justo que ese dinero se  desperdicie como agua entre las manos.

Los sectores más responsables de la sociedad siempre abogaron para que el reclamo  por mayor presupuesto para  la educación básica  estuviera  acompañado del pedido de modernización de las estructuras administrativas del Ministerio de Educación y para que  se realizara una profunda revaluación del cuerpo docente.

Quizás sin proponérselo, el profesor Valeirón  con su advertencia  de que el Ministerio de Educación no está en condiciones de aplicar tan abultado presupuesto ha destapado una caja de pandora y obligado a Gobierno y sociedad a procurar rápidos correctivos, antes de que  el dinero se pierda por  acantilados de  una burocracia definida como macrocefalia.

El Nacional

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