La inhabilitación como candidata de María Corina Machado, que encabezaba las encuestas para las elecciones de este año en Venezuela, podría ser solo el primer paso del Gobierno para intimidar o aplazar las votaciones.
Si el presidente Nicolás Maduro no ve posibilidades de ganarlas buscará la manera de crear las condiciones para evitarlas o propiciar una farsa para conservar el poder.
El golpe a Machado, en torno a la cual se había unido la oposición, dinamita los acuerdos de Barbados para la celebración de unas elecciones libres, al tiempo que se reniega del compromiso con Washington a cambio de la eliminación de las sanciones económicas.
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La decisión contra Machado del Tribunal Supremo, el brazo judicial del Gobierno, ha causado lógica incertidumbre.
Hasta la propia unidad de la oposición ha quedado en juego, pues ahora tendrá que abocarse a buscar un candidato que represente el sentir o los intereses de las distintas fuerzas.
Se ha citado el nombre del gobernador de Zulia, Manuel Rosales, entre los potenciales sustitutos de María Corina.
Rosales ya ha sido candidato presidencial en otras ocasiones. Las perspectivas, en honor a la verdad, son desalentadoras.