En su agenda, cada bloque de tiempo está cuidadosamente planificado. Reuniones de seguimiento, llamadas con clientes en distintos husos horarios y momentos reservados para supervisar la ejecución de proyectos internacionales. Malena Grandio, productora creativa argentina radicada en Nueva York, organiza su semana con la misma precisión que aplica a sus producciones: todo debe tener un orden, aunque siempre deja espacio para la improvisación.

Su carrera comenzó en Argentina, en festivales de gran escala como Lollapalooza y Personal Fest. Allí aprendió a resolver problemas bajo presión y a liderar equipos en constante movimiento. “Si un montaje debía estar listo en minutos, no había margen para discutir, había que actuar”, recuerda. Esa experiencia temprana fue clave para entender la importancia de la flexibilidad y la capacidad de reacción en contextos de alta exigencia.

Ese aprendizaje abrió el camino internacional. En Barcelona asumió el rol de Lead Producer en Messi10 de Cirque du Soleil, un espectáculo que requería coordinar a más de 60 personas en el área de front-of-house. Su responsabilidad iba más allá de la logística: debía garantizar que cada interacción con el público transmitiera tanto la esencia de Messi como la identidad artística del Cirque. “No era solo organización, también era representar valores”, explica.

Grandio también ha destacado en proyectos más íntimos, como la producción ejecutiva de Invasive Species en Off-Broadway, donde debió tomar decisiones estratégicas y creativas con recursos limitados, manteniendo estándares de calidad que la posicionaron como una productora capaz de moverse entre contextos muy distintos.

En 2020, en plena pandemia, co-creó junto a su hermano La Sala, un programa musical en vivo emitido por Canal Metro que buscó sostener el vínculo entre artistas y público en un momento de aislamiento. En paralelo, produjo Larga Distancia, un podcast cultural que ella misma definió como “un ejercicio de libertad creativa”, explorando nuevas formas de conversación y experimentación sonora.

Su versatilidad se refleja también en la producción de desfiles y campañas para marcas internacionales. Estuvo al frente de presentaciones de Campillo en la New York Fashion Week, produjo campañas para Ludovic de Saint Sernin en París y Fire Island, y coordinó activaciones para r.e.m. beauty en Nueva York, además de proyectos con Intimissimi. Cada entorno exigió un entendimiento particular: “No es lo mismo producir en Fire Island que en París. Hay que entender la cultura del lugar y cómo se recibirá la propuesta”, señala.

Este año, uno de sus proyectos más visibles fue la instalación en forma de domo para la República Dominicana en Times Square. El trabajo requirió tramitar permisos, organizar logística nocturna y cumplir con regulaciones estrictas en uno de los espacios más concurridos del mundo. La producción se realizó en colaboración con la agencia Pop Up Mob, liderada por Ana Pelucarte y Rita Tabet, aportando experiencia logística y una visión alineada con la identidad cultural que debía transmitirse.

En el ámbito del consumo masivo, Grandio lideró el lanzamiento de Good Girl Snacks, una marca de alimentos fundada por Leah Marcus y Yasaman Bakhtiar, en un proyecto desarrollado junto a Sofía Luna, CEO de Playhouse. Allí supervisó desde la elección del estudio de diseño hasta la planificación logística, asegurando la coherencia de cada decisión. “Cuando una marca empieza, todo lo que haces en el primer año define su identidad. No hay segundas oportunidades para una primera impresión”, afirma.

Nieta de Luis Nofal, histórico productor deportivo y fundador de Torneos, Grandio complementó su experiencia práctica con una maestría en Media Management en The New School de Nueva York. Esa formación académica le brindó herramientas para integrar nuevas tecnologías y abordar los aspectos legales y éticos de la gestión de proyectos, ampliando su visión sobre la industria creativa contemporánea.

Hoy, Malena Grandio es reconocida como una productora creativa líder en moda, música y experiencias de marca. Combina precisión, atención al detalle y adaptabilidad, guiando cada proyecto con una visión clara y un compromiso constante con la excelencia. “La producción es el arte de hacer que las cosas sucedan. Y para que sucedan bien, hay que saber escuchar, planificar y, cuando es necesario, improvisar”, concluye.