Cuando los padres escuchan de sus pequeños la inocente pregunta “mami, papi, de dónde vienen los bebés” un fuerte nerviosismo se apodera de ellos, solo de pensar que tendrán que darles detalles de este proceso y tocar el tema del sexo.
Pero estos nervios son normales, porque surgen del desconocimiento al no saber cómo hablarles del proceso de la vida sexual que permite la concepción de un nuevo ser humano.
Respirar y adoptar una actitud tranquila, que no genere ansiedad en ti, ni en el niño, tomarlo de manera relajada, pero sin dejar de prestarle atención a tu hijo, es la manera correcta de lidiar con la situación, explica el terapeuta familiar, de pareja y sexólogo, Ramón Emilio Almánzar.
Aunque algunos responden con “te trajo la cigüeña”, o con la historia de la abejita o la semillita (respuestas que no le afectaría en su sano crecimiento), otros cometen el mayor error en este caso de desestimar la pregunta, la cual no es una acción correcta, afirma el profesional.
Se puede ganar tiempo
Almánzar, quien tiene su consulta en el Centro Vida y Familia, dice que “nunca es bueno desestimar la pregunta, pero quizás pueden ganar tiempo para tener la oportunidad de instruirse y luego esperar a que el niño vuelva a preguntar, o buscar el momento adecuado para hablar del tema”.
El experto destacó que una buena forma de ganar dicho tiempo sería preguntarle al pequeño “¿qué piensas tú?”, para conocer primero qué idea o conocimiento tiene éste, cuando no sabes qué decir respecto a este tema.
“Por eso, lo importante es que todos los padres se eduquen respecto a temas básicos que en algún momento van a surgir en la comunicación con sus hijos”, enfatizó.
El profesional recuerda que la respuesta correcta es la que pueda procesar el cerebro del niño, dependiendo de su edad.
“Ellos necesitan información muy simple, porque si se dan especificaciones muy técnicas o llanas, quizás el niño no entienda, o se haga más preguntas”, concluyó.
