El ministro de Industria y Comercio, cuya receptividad y buenas intenciones han ponderado diferentes sectores, tendrá que sentarse en la primera oportunidad con los detallistas de combustibles para buscar una salida adecuada a los reclamos sobre la actualización de los márgenes de beneficios en el negocio.
Los distribuidores no han ejercido mayores presiones que la de exponer la baja rentabilidad y la caída en las ventas de las estaciones de carburantes.
Los márgenes de beneficios por la comercialización de combustibles no se actualizan desde 2013, mientras que en 2016 fue la última vez que se revisaron las operaciones por concepto de transporte.
Los distribuidores expusieron que están con el agua al cuello, puesto que las inversiones en tecnología, mantenimiento, capacitación y seguridad, algunas en divisas, se han disparado. Tratándose de un sector que incide en distintas actividades productivas el ministro Víctor Bisonó tendrá qué abordar con sus representantes una salida a los costosos problemas que afrontan los distribuidores de carburantes.
Es lo que demandan las circunstancias conforme al grito de los detallistas.