La figura histórica de Orlando Martínez, de cuyo vil asesinato se cumplen hoy 48 años, se erige como la de un mártir de la libertad de prensa, orgullo del periodismo nacional y digno referente de la juventud dominicana, que ejerció un apostolado ético en reclamo de justicia social y defensa de los derechos ciudadanos.
Una banda de sicarios civiles y militares, sabe Dios por órdenes de quienes, cegó la vida de ese periodista valiente y ardiente defensor de las libertades públicas, al que balearon dentro de su vehículo el 17 de marzo de 1975, en la avenida Cristóbal de Llerena, cerca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Martínez fue uno de los columnistas con mayor influencia en la juventud dominicana, tanto así que los temas políticos, sociales y económicos que exponía en su columna Microscopio, en El Nacional, y en la revista ¡Ahora!, fue siempre material de análisis y discusión en liceos, universidades y parques.
Aunque los autores materiales de su muerte fueron condenados a penas aflictivas e infamantes por tribunales de la República, aún en la sociedad queda el sabor amargo de no saber de cuales instancias políticas y militares emanó la orden de asesinarlo.
La “página en blanco”, apartada por el doctor Joaquín Balaguer en su libro “Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo”, con la promesa de que tiempo después de su muerte una persona de su confianza insertaría en ese espacio confidencias sobre ese asesinato, se recibe hoy como grotesca burla funeraria.
La sangre de Orlando Martínez y la de muchos otros jóvenes con sueños truncados por la represión política, abona el sendero que recorre la sociedad en dirección al anhelado estadio de plena democracia, justicia y consolidación institucional.
El Nacional, cuya redacción anidó el fecundo trabajo profesional y patriótico de uno de los exponentes más brillantes del periodismo dominicano, reitera el compromiso de mantener enhestada en lo más alto peldaño ético su ejemplo de defensor de la verdad y la libertad aun al precio del martirologio.
La sociedad y los periodistas se inclinan reverentes ante la memoria de Orlando Martínez, mártir de la prensa, asesinado por amos y mercaderes de la intolerancia y la represión, que pretendieron ahogar en sangre el irrenunciable anhelo del pueblo dominicano de consolidar su democracia, con plenas garantías de libertad, equidad y derechos.
