Indudablemente que la Iglesia católica tiene que hacerse presente en sociedades como la nuestra, colmada de injusticia y desigualdades.
Su misión de velar por la justicia y de proteger a los débiles la obligan a interactuar con todas las entidades sociales, lo que ha mermado en los últimos tiempos, según ha advertido el obispo de la diócesis de Baní, monseñor Víctor Masalles, y por supuesto que dentro de la Iglesia eso no iba a pasar desapercibido, provocando la reacción inmediata de al menos otros tres prelados.
Uno de ellos, el arzobispo de Santiago, Freddy Bretón, le respondió a Masalles que la Iglesia no debe estar opinando sobre todos los temas, aunque fue enfático en recordar que como es una entidad humanista debe salir al ruedo y batirse en la arena con quienes pretenden mancillar la dignidad humana.
El obispo Alfredo de la Cruz fue más directo al negar que la Iglesia carezca de un líder que aumente su peso en la sociedad. Recordó que en el pasado fue importante la mediación de la Iglesia en conflictos sociales y políticos, pero que ahora el liderazgo consiste en la fuerza transformadora del evangelio.
No hay dudas de que las declaraciones del obispo Masalles produjeron ronchas dentro de la cúpula católica, pero eso era necesario para sacar del letargo en que se encuentra uno de los principales entes de la sociedad dominicana, ya que excepto el tema del aborto, los líderes de la Iglesia han guardado silencio ante las discusiones de los acuciantes problemas del país.
