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Miss Panamá indígena abre espacios en foros internacionales

Miss Panamá indígena abre espacios en foros internacionales

indígena abre espacios en foros internacionales La joven de 25 años, de cabello liso negro y largo, es la mayor de tres hermanos nacidos en la comarca Ngobé buglé

PANAMÁ. AP. Pasó buena parte de su vida en un poblado indígena sin luz eléctrica, cruzando zarzos endebles sobre ríos crecidos para llegar a una escuela primaria hecha de palma y tabla y piso de tierra en la zona indígena más pobre de Panamá. Los duros dramas familiares que vivió de niña aún la hacen llorar.

Pero Rosa Iveth Montezuma, Miss Panamá 2018, se ha erigido en una figura influyente desde que ganó en junio el principal certamen de belleza nacional incluso en medio de manifestaciones discriminatorias.

“Creo que eso me hizo fuerte”, dijo en una entrevista reciente. “Ahora todo se me da”.
Es la primera mujer aborigen en este país centroamericano en lograr esa diadema, un triunfo que le ha abierto puertas en importantes foros internacionales para denunciar la ancestral marginación de los pueblos originarios.

Un mes después de ser coronada, Montezuma y Miss Tierra Panamá, Diana Lemos, participaron en el Foro Permanente de los Pueblos Indígenas en las Naciones Unidas. Tras esto, la flamante reina de belleza volvió a viajar a la ONU para disertar en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el 9 de agosto, y al día siguiente se trasladó a

Washington para llevar su misión a la Organización de Estados Americanos.
Ataviada en naguas -un vestido autóctono largo y recto de colores fuertes y diseños geométricos en cuello, mangas, cintura y ruedo- Montezuma reivindicó los viejos reclamos de los nativos del continente al señalar que los gobiernos de “nuestra América tienen una deuda social histórica con nuestros pueblos originarios”.

Su discurso, leído con claridad y sin tropiezos, fue descarnado. “Seguimos siendo consideradas como inferiores, incultas, discriminadas en su totalidad por la sociedad en general por nuestra vestimenta y nuestra esencia”, señaló.

Recientemente, al disertar como invitada de honor en una ceremonia organizada por la Sociedad Bolivariana en Panamá con motivo del aniversario de la “Carta de Jamaica” escrita por El Libertador Simón Bolivar, leyó un largo extracto de ese discurso y al final, al agradecer a los organizadores, rompió en llanto tras asegurar que hay discriminación en el certamen de belleza. Recibió un aplauso cerrado.

“Ha atinado muy bien Rosa, no solamente como una mujer de un concurso de belleza; es algo más que eso”, dijo Taira Stanley, miembro de la oficina de los pueblos indígenas de la Universidad de Panamá.

Poco antes de su triunfo, Montezuma, perteneciente al grupo aborigen panameño más numeroso, debió acudir con los organizadores del certamen a una entidad gubernamental para sacar sus documentos de identidad y mostrarlos al público luego que alguien puso en duda en redes sociales que fuera realmente indígena argumentando que aparecía en fotos de viaje y hoteles y que su papá era un italiano (el padre es panameño).

Alguien criticó después, cuando asistió a la ONU vestida con prendas típicas indígenas, que ese no era el traje nacional y que la gente iba a pensar que todas las panameñas eran “cholas”, lo que se consideró peyorativo. “Es un comentario despectivo, racista”, consideró Montezuma en una entrevista con The Associated Press.

La joven de 25 años, de cabello liso negro y largo, es la mayor de tres hermanos nacidos en la comunidad de Alto Caballero, en la comarca Ngobé buglé en el occidente del país, una zona de ricos afluentes y con presencia de hidroeléctricas donde, paradójicamente, hay aldeas que hoy no conocen de electricidad. Según el más reciente estudio oficial sobre pobreza extrema, la tasa de este flagelo social alcanza el 67% de los más de 150.000 habitantes de esa comarca.

El Nacional

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