Durante el segundo gobierno del PRD (1982 – 1986) encabezado por Salvador Jorge Blanco, el en el país y por mandato del Fondo Monetario Internacional (FMI) para frenar la crisis económica que arropaba la economía nacional, se hicieron algunos ajustes.
Esto provocó un estallido social al que Juan Bosch definió como una poblada en donde cientos de dominicanos murieron, otros desaparecidos y miles de heridos que tomaron las calles exigiendo rebaja de los productos de primera necesidad.
Este acontecimiento encontró a la izquierda como dicen “asando batata”, pues se atrincheraron a observar los acontecimientos y el pueblo fue masacrado sin doliente.Los 80s y 90s fueron años muy fructíferos en término de referente de masa y creación de organizaciones contestaría ante las acciones del gobierno.
En todo el país surgieron organizaciones con una creatividad espontánea y sin orientación política, en la mayoría de los casos con expresiones y acciones de presión que empujaron al PRD a salir del gobierno. En los 90s se acorrala el gobierno de Balaguer después de su retorno en 1986 a reducir su tercer gobierno que debía concluir en 1996.
A pesar de que fue una demanda política fruto de la crisis post electoral por las intenciones de Balaguer de querer perpetuarse de nuevo en el poder, las acciones de PRD con Peña Gómez a la cabeza y la presión del movimiento social y popular hicieron que Balaguer entregara el gobierno y saliera del escenario político y solo pudo quedarse dos años más.
Llegar a la generación de los milenios fue para la izquierda revolucionaria dominicana una prueba fallida, porque ya para el 2000 había una desconexión de los sectores sociales y populares y sobre todo, con una gran preocupación de la juventud que lo compone.Los nuevos actores en los barrios controlan la dinámica social, económica, y de manera directa e indirecta lo político, cultural y lo religioso.
Oponiéndose a las protestas para que no se le caliente la zona y no le dañen el “negocio” o puntos de drogas. El mercado a alta escala los manejan delincuentes enganchados a políticos, comerciantes e industriales influenciando de manera directa en la juventud imponiéndose la nueva honda como el reguetón, el dembow, la música urbana como se le llama a la indecencia a lo prosaico y soez.
Atentamente;
Francisco Miguel Herrera