Washington. EFE. La muerte de Fidel Castro promete abrir un nuevo capítulo en la relación entre EEUU y Cuba, tras casi seis décadas de enfrentamientos que alcanzaron su momento más tenso en 1962 con la “crisis de los misiles” y que apenas comenzaron a relajarse hace menos de dos años.
Estados Unidos, que reconoció en un primer momento a Fidel Castro como el nuevo líder de la isla, tardó poco en reconsiderar su postura.
La reforma agraria cubana y la nacionalización de industrias estadounidenses dispararon las alarmas en Washington, que decretó la imposición gradual de restricciones comerciales sobre la isla.
Los intentos de estrangulamiento económico al nuevo régimen comunista cubano, que se oficializaron en 1960 con el embargo sobre las relaciones comerciales y empresariales de EEUU con la isla, se combinaron con planes para derrocar al líder revolucionario.
El embargo, que durante décadas se ejecutó a golpe de decretos presidenciales, se reforzó en 1996 con la aprobación de la Ley Helms-Burton, pero ni esa ni el resto de estrategias lograron el efecto deseado- la desaparición de Castro del mapa político.
Las dificultades económicas fruto del embargo llevaron al régimen castrista a estrechar vínculos con la Unión Soviética, considerada por EEUU como “la gran amenaza roja».
Ese acercamiento se intensificó a partir de 1961, después de que 1.500 exiliados cubanos entrenados por la CIA trataran sin éxito de invadir la isla a través de la Bahía de Cochinos.
La operación formaba parte de una iniciativa más amplia que los servicios de inteligencia estadounidenses bautizaron como “Operación Mangosta” y cuyo objetivo era desestabilizar al Gobierno de Castro.
La estrategia incluyó varios complots para matar al líder cubano, según determinó una investigación independiente del Senado de EEUU. Lo peor, de todos modos, estaba por llegar.
Convencido de que la potencia del norte planeaba invadir su país, Castro comenzó una agresiva militarización de Cuba, que condujo al despliegue de misiles soviéticos en la isla.
Esa decisión desencadenó la conocida como “crisis de los misiles”, que colocó al mundo al borde de una guerra nuclear.
La crisis arrancó el 15 de octubre de 1962 cuando aviones espía estadounidenses U-2 detectaron misiles nucleares en la isla caribeña capaces de alcanzar EEUU.
La tensión se prolongó hasta el 28 de octubre. Ese día, el líder soviético Nikita Jruschov accedió a desmantelar todos los misiles rusos en Cuba y trasladarlos de vuelta a la Unión Soviética.
El presidente de EEUU, John F. Kennedy (1961-1963), aunque en secreto, se comprometió a retirar sus cabezas nucleares de Turquía.
Tras ese encontronazo llegó una etapa de deshielo que empezó durante la presidencia de Lyndon Johnson (1963-1969) y se prolongó durante más de una década.
En 1964, Fidel envió una carta a Johnson en la que señalaba que la hostilidad entre los dos países vecinos era “innecesaria». La llegada de Jimmy Carter (1977-1981) a la Casa Blanca supuso otro paso adelante en esa dirección y se tradujo en la apertura simultánea de oficinas de intereses en Washington y la Habana, ambas ubicadas en la embajada Suiza.
La salida de Carter de la escena política acabó con la luna de miel. Ronald Reagan (1981-1989) regresó a los viejos tiempos al endurecer el embargo y alentar la hostilidad latente entre los países.
Cuba decreta nueve días de duelo por la muerte de Fidel Castro
La Habana. EFE. El Consejo de Estado de Cuba decretó hoy nueve días de luto por la muerte del expresidente y líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, quien falleció la noche del viernes en La Habana a los 90 años.
“Durante la vigencia del duelo nacional cesarán las actividades y espectáculos públicos, ondeará la enseña nacional a media asta en los edificios públicos y establecimientos militares y la radio y la televisión mantendrán una programación informativa, patriótica e histórica”, señala un comunicado del Consejo de Estado.
Esta es la primera información oficial que se difunde después de que el presidente cubano, Raúl Castro, anunciara al filo de la pasada medianoche la muerte de su hermano Fidel mediante una alocución en la televisión estatal.
Además, en las horas posteriores al fallecimiento del líder cubano se constituyó una “Comisión Organizadora del Comité Central del Partido, el Estado y el Gobierno para las honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz».
Ese órgano informó de que el traslado de las cenizas de Fidel Castro desde La Habana, donde residía, hasta Santiago de Cuba, su provincia natal, comenzará el miércoles 30 de noviembre y se prolongará hasta el 3 de diciembre, pues seguirá un recorrido “que rememora La Caravana de la Libertad” que tuvo lugar en enero de 1959.
A su llegada a Santiago habrá un “acto de masas” en la Plaza Antonio Maceo de esa ciudad y la ceremonia de inhumación se efectuará al día siguiente en el cementerio de Santa Ifigenia, también en Santiago.
Antes, la población podrá acudir a rendir homenaje a Fidel Castro en el Memorial José Martí de La Habana desde las 9 de la mañana hora local (14.00 GMT) el próximo lunes 28 y hasta el mediodía del martes 29.
Y el martes 29 a las 19.00 horas de Cuba (00.00 GMT) se celebrará “un acto de masas” en la Plaza de la Revolución de La Habana.
Asimismo, el lunes y el martes entre las nueve de la mañana y las diez de la noche, la población podrá “rendir homenaje y firmar el solemne juramento de cumplir el concepto de Revolución, expresado por nuestro líder histórico el primero de mayo del 2000, como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas.