A partir del 27 de este mes, cuando el país celebra el 173 aniversario de su independencia, será inaugurado el “Museo de Cera Juan Pablo Duarte”, un proyecto educativo sin precedentes, que incluye figuras de personajes de la independencia elaboradas en cera a escala natural dentro de una galería de 13 dioramas, además de la recreación de la casa de la familia Duarte y Díez con sus 10 miembros, ubicados en 1838 y confeccionados en figuras de cera, con mobiliario original y vestuario de época.
Con la apertura, el país contará con un espacio conceptual y artísticamente único, del cual no se conoce -en esta forma- ningún otro en el mundo.
El concepto del museo estuvo rondando por años en la cabeza de Juan Gilberto Núñez, director de la Fundación Luces y Sombras, quien tuvo la oportunidad de ser escuchado por el ingeniero Francisco Pagán, director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), quien con gran sensibilidad y visión hizo suyo este proyecto y lo presentó al presidente de la República, licenciado Danilo Medina, quien ordenó no escatimar esfuerzos ni sacrificios para llevar a cabo esta maravillosa obra, y erigir un lugar que representara dignamente la vida de Duarte en el seno de su familia y acompañado de aquellos jóvenes con los que logró la gesta independentista, logrando una nacionalidad a partir del grito de independencia el 27 de febrero de 1844.
“El ingeniero Pagán tomó como propia la idea y logró el respaldo del señor Presidente Danilo Medina, de quien todos los dominicanos deberíamos estar profundamente agradecidos y aquí estamos, a unas semanas de concluir el más importante y moderno museo, tal cual lo merece el patricio quien nos ha legado una nacionalidad y una soberanía ante el mundo”, dijo el autor al explicar el origen del Museo de Cera Juan Pablo Duarte.
Los dioramas
Un aspecto impactante es la galería de trece dioramas a escala natural titulada: “Vida y obra del Padre de la Patria”, 11 de los cuales recrean los principales aspectos de la vida de Duarte y los dos últimos, su gran obra que es la Independencia Nacional, representada en el trabucazo de Mella en la Puerta de la Misericordia y la proclamación de la Independencia en la Puerta de la Misericordia.
El primer diorama es el bautizo de Duarte, el segundo, muy desgarrador, representa la entrada a la capital de las tropas haitianas en 1822, mientras el niño Duarte observa muy triste.
Los siguientes dioramas recrean a Duarte de 16 años a bordo de una goleta que lo llevaría a Estados Unidos y Europa a estudiar. Otros episodios presentados: la fundación de la Escuela de Las Atarazanas, en la cual compartía los conocimientos aprendidos en Europa, en ciencias y artes deportivas de defensa personal como el esgrima; la fundación de la Sociedad La Trinitaria; la rendición de cuentas histórica de los mil pesos presentada a la Junta Central Gubernativa; sus dos destierros, su vuelta al país; su oposición a los protectorados o anexiones que se plantearon los malos dominicanos que nos gobernaban y hasta su muerte en Venezuela, enfermo de tuberculosis, a las 3:00 de la mañana del 15 de julio de 1876, en su hogar situado en las esquinas de las calles Zamuro y El Pájaro.
Epoca: 1838
El museo cuenta con tres hermosas colecciones pictóricas: “Trayectoria revolucionaria de Juan Pablo Duarte”, presenta los 32 principales aspectos de la vida de Duarte en óleo sobre lienzo; “La Familia Duarte Díez en 1838” que presenta en conjunto y por primera vez, a los diez componentes de esta sacrificada y ejemplar familia con la edad que cada uno de los miembros tenía en 1838, La tercera colección, “Los Trinitarios en 1838” en la que también (por vez primera ) se presenta a los nueve miembros de la Trinitaria junto a Doña Chepita Pérez con la edad que tenían en 1838, en que se fundó la célula revolucionaria “La Trinitaria”. La casa en la que vivió Juan Pablo Duarte en el seno de su familia a partir de 1829 y que antes fue llamada “Museo casa de Duarte”, fue restaurada y puesta en valor adecuándola a 1838, con un ambiente de época, logrado a través de mobiliario original, iluminación controlada con velas y la presentación de diez figuras de cera a escala natural que representan cada uno de los personajes de la familia Duarte Díez, dando lugar a su nuevo nombre: “Casa de la Familia Duarte Díez”.
Para el recorrido por este mágico espacio el público caminará sobre una alfombra (casualmente roja) para ir viendo a los padres de Duarte: Juan José Duarte, que hace cuentas sentado a la mesa, con doña Manuela Diez, que le sirve un té, mientras en el tope de la mesa de caoba centenaria, unos panes en la panera, al estilo del próspero comerciante que era.
Al frente, en la sala de té, Rosa Duarte escribe su diario y al otro lado de las gruesas paredes, pintadas en crema, como era usanza; en la siguiente habitación, Vicente Celestino, limpiando su equipo de armas, mientras que Filomena borda un paño, una de sus actividades preferidas; Juana Bautista toca el piano y Manuel Amaralos la observa, en tanto, María Josefa y María Francisca conversan junto a una ventana a través de la cual se observan residencias coloniales. El recorrido finaliza con la figura de Juan Pablo Duarte con 25 años, parado en su rincón preferido con su mano derecha apoyada sobre una Biblia, junto a un crucifijo, con la mirada orientada al infinito, soñando con la liberación de la patria.
“El Museo de Cera Juan Pablo Duarte” y la “Casa de la Familia Duarte Díez” contarán con un auditorio bajo techo y climatizado con capacidad para 200 personas, para conferencias, pequeñas representaciones teatrales, lecturas de piezas literarias, coloquios y paneles, adornada con cuadros de los Patricios.
Sigue un espacio abierto llamado: “Plaza Patriótica de la Libertad” en la que se han instalado una estatua de Duarte, y bustos de los demás trinitarios libertadores, además de Chepita Pérez, Vicente Celestino Duarte y Rosa Duarte, entre otros y que servirá también de auditorio al aire libre para 300 personas.
Patronato
Para la preservación y auto-gestión del Museo de Cera Juan Pablo Duarte y la Casa de la Casa Familia Duarte Díez, urge la creación de un patronato que vele por su conservación y que establezca las normas y condiciones de las visitas, de modo que los turistas paguen una entrada módica en dólares y una tarifa en pesos para visitantes locales. Los estudiantes de escuelas públicas deben tener entrada gratis. Un patronato puede servir de mucho para garantizar este proyecto y que se generen los recursos que serán necesarios para mantenerlo en óptimas condiciones.