Editorial

Navidad segura

Navidad segura

La jefatura de la Policía ya arrancó desde el jueves con la primera etapa del plan “Navidad segura 2011”, que contempla el despliegue de 21 mil agentes en la Capital y municipios cabeceras de provincias para prevenir crímenes, asaltos y robos durante las Pascuas y Año Nuevo.

Es obvio que frente al desborde de la delincuencia, que ha sembrado la inseguridad y el desasosiego en la población, se necesita un mayor patrullaje como parte de una vigilancia más eficaz en todo lo que concierne a la protección de la ciudadanía. Como salida de emergencia la decisión es saludable.

Pero la medida no debe reducirse al plano mediático, como ha ocurrido con muchas otras decisiones rimbombantes que no se han sentido o al menos no han surtido ningún efecto. Esos 17 mil agentes que patrullarán las calles no pueden fallar en la misión que se ha anunciado.

Es menester, en tal sentido, que para realizar su encomiable labor y no se dediquen a hacer turismo cuenten con la logística y todos los recursos que sean necesarios para prevenir y enfrentar una delincuencia que, a través de robos y asaltos, también suele hacer su agosto en la época navideña.

A los 17 mil agentes que se anunciaron como parte de la primera etapa del plan se agregarán otros 4 mil a partir del día 8, cuando el Gobierno entregará el bono navideño a los empleados públicos. La Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet), que trabajará en coordinación con el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y la Policía Turística también participarán en el programa.

Huelga resaltar, no sin cierto desconsuelo, que la inseguridad ciudadana se ha convertido en uno de los flancos más débiles del sistema social. De un tiempo a esta parte los atracos, robos y crímenes horrendos han estado a la orden del día. No sólo en las grandes ciudades, sino en todo el territorio.

Tratándose de una época festiva la gente suele entregarse sin mayores precauciones a las fiestas navideñas. Pero no se puede negar que los tiempos son otros, como evidencian los distintos programas, aunque en su mayoría fracasados, que han tenido que diseñar las autoridades para preservar la seguridad y el orden público.

Toda la responsabilidad no se puede dejar, por supuesto, en manos de la Policía. La ciudadanía tiene que cooperar mediante sus propias medidas preventivas para evitar convertirse en blanco  de los delincuentes que estarán en las calles preparados para el zarpazo. Son muchas las precauciones que se pueden observar para eludir asaltantes.

La combinación de las medidas policiales y la precaución de la ciudadanía puede ser la clave para el plan “Navidad segura 2011”.

El Nacional

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