Danilo Cruz Pichardo

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El mes que viene la pandemia del Sars-Cov-2 cumple 4 años, cuando se detectaron 27 casos de neumonía de etiología desconocida en Wuhan, China, sin que a la fecha la OMS haya ofrecido una versión oficial en torno al origen de la mayor tragedia sanitaria de las últimas décadas.

Esa entidad estima que hubo unos 15 millones de fallecidos mundialmente, pero es un dato que muy posiblemente esté por debajo a la cifra real.

Respecto a la pandemia, que afectó sobre todo a las personas envejecientes, se han externado múltiples hipótesis, pero me resisto a creer que se trate de una patología inducida con la finalidad de reducir la población mundial, atribuible a potencias, ciertos organismos y personalidades del mundo de los negocios.

Cuando se carece de información oficial es que más fuerza toma el rumor, por lo que formulo la pregunta: ¿a cuáles países dañó más el famoso coronavirus? Evidentemente que a las naciones desarrolladas y de raza blanca.

Es muy posible que la OMS y las propias potencias sepan todo, pero los intereses políticos impiden divulgar. Si las causas estuvieran en los murciélagos hace rato que se hubiera dicho. La opción preferida ha sido el silencio.

Es innegable, sin embargo, que la catástrofe llevó a las autoridades de los grandes países a la elaboración de vacunas en tiempo récord. Esas vacunas fueron vendidas por los laboratorios bajo la advertencia de “simples ensayos”, una forma de evadir responsabilidad de eventuales efectos secundarios, que puedan poner en peligro la propia vida humana.

Muchos no están convencidos de que la vacuna haya sido una solución, pues la cantidad de personas que murió después de la supuesta protección fue enorme.

Además, la humanidad, desde el punto de vista de la salud, no ha sido igual después de la pandemia, porque los propios efectos colaterales de la vacuna han dejado problemas a mucha gente.

Actualmente, a nivel mundial, hay mil millones de personas sufriendo de migraña y otros tantos de cansancio y fatiga.

Se cree que los que recibieron las dosis de Astrazeneca o Pfizer fueron los más afectados con esos síntomas. Se calcula que solo en Estados Unidos, donde se usó la vacuna de Pfizer, hay 40 millones de habitantes padeciendo de algún tipo de cefalea, lo que motivó a ese mismo laboratorio a crear un spray nasal que elimina el dolor de cabeza.

Es un negocio redondo. El medicamento Zavzpret, elaborado en marzo y autorizado por la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), ya está en el mercado europeo y se informa a través de Google que 6 unidades cuestan 2,209 euros, los cuales convertidos en pesos dominicanos ascienden a 132 mil 540, lo que revela que ese fármaco está destinado a la clase alta de cualquier país del mundo.

El afán de lucro ha deshumanizado a una parte de la población, la propia salud se ha cogido como negocio. Y no cualquier negocio.