Opinión Articulistas

No, Iris Guaba

No, Iris Guaba

Que la señora Iris Guaba intente humillarnos a Altagracia Salazar, Huchi Lora y a mí por los medios de comunicación, según reveló una “nota de voz”, que luego ella misma confirmó ser su autora, no me sorprende. No es la primera vez que alguien intente el asesinismo moral. Otros dominicanos de buena voluntad, mujeres y hombres que han forjado la democracia, han pasado por situaciones muy parecidas.

Recuerdo en 1994, cuando el más grande líder de masas del país, José Francisco Peña Gómez, fue objeto de una infame campaña que fue colocada en cuñas de televisión. Independientemente de que esta campaña mediática no tuvo ningún impacto, sirvió para que los dominicanos fuésemos testigos de la extraordinaria capacidad humana de este hombre, que culminó su carrera política a la altura de su grandeza, con aquella frase memorable: “yo, los perdono”.

Por supuesto, la vida me ha permitido observar el poder, desde sus mismas entrañas. Siempre llega a mi memoria la expresión de mi padre, Salvador Jorge Blanco, cuando antes de asumir la presidencia de la República, nos dijo a mi hermana Dilia y a mí: “el poder es como una sombra que pasa”. Y nos explicaba que nunca viéramos lo que viviríamos como “algo permanente”, sino “transitorio”. Y que “todo lo que sube, baja”.

Mi gratitud permanente a mi padre, porque su consejo me ha servido durante toda mi vida. Su sabiduría me ha permitido atravesar las mieles del poder, y superar los momentos amargos de la desgracia política. Quizás, esta posibilidad única de haber estado en los dos lados de la moneda, me permite hoy apreciar, desde otra perspectiva, las actitudes de los funcionarios del PLD que están en el poder, sin que estén debidamente preparados para enfrentar la realidad que les viene encima, con el cambio político que viviremos los dominicanos a partir del 16 de febrero y que se concretizará el 17 de mayo.

Cuando asumo una responsabilidad política, lo hago a total cabalidad y capacidad. Es lo que he hecho y seguiré haciendo. En los actuales momentos, cruciales para la recuperación de la democracia, continuaré exigiendo elecciones libres, justas, transparentes y con equidad, tal como manda el Artículo 211 de la Constitución de la República.

Los insultos, ataques y agravios a mi persona, así como a otros comprometidos con las mejores causas, lejos de amedrentarme, me motivan a seguir adelante en esta lucha por el cambio y el futuro de nuestro país.

Por lo pronto, en el caso aquí ejemplificado, está reflejado cómo el poder trastorna a quienes no saben manejarlo, cómo la prepotencia se devora la humildad y el autoritarismo a los ideales democráticos e institucionales, los cuales, todos los funcionarios juraron defender.

El Nacional

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