Estamos claros de que en República Dominicana hay temas que son de gran importancia para la vida institucional y el desarrollo nacional. Desde luego, esto no quiere decir que todas la energías y esfuerzos deban destinarse a esos temas en desmedro de otros.
No todo debe ser reformas, béisbol, crisis política de Venezuela, relaciones dominico- haitianas, Operación Camaleón, repatriaciones, declaraciones políticas de la oposición, así como el conocimiento de actividades y acciones del oficialismo.
No se puede seguir esa senda, la atención no debe, ni puede estar concentrada única y exclusivamente en esos temas, que, si bien son interesantes, también constituyen un extraordinario distractor para no ver un gran problema que estamos perdiendo de vista.
En este país, luego del fallido Proyecto de Modernización Fiscal, en los centros de ventas de alimentos que conforman la canasta familiar se ha desatado un incremento en los precios que mete miedo. En cambio, la mayoría sigue anestesiada, distraída, en pelota y política.
Mientras todos estamos en disputas y debates muy ajenos a esa realidad creciente e indetenible, los colmados y supermercados están haciendo lo que les viene en ganas. Los precios de la comida pareciera como si ya hubiese sido aprobada la propuesta de reforma fiscal.
Pero el colmo de los colmos es que en los supermercados están gravando casi todo, excepto el agua que se vende en botella, aunque vi que le duplicaron el precio a la unidad la cual pasó de 15 a 25 pesos. Eso es un abuso, un robo ante los ojos de todos.
Pero hay más, le están poniendo ITBIS al pan, arroz, víveres, leche, pescado, vegetales, y aún no se ha aprobado la reforma, y las autoridades encargadas, bien, gracias.
Esto que estamos denunciando lo vivimos y verificamos en un ejercicio que hicimos en comercios y supermercados del Distrito Nacional y el Gran Santo Domingo.