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Nubarrón

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El actual mandatario de Haití, Ariel Henry, daría lugar a sospechas sobre el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, además de agravar la crisis de poder, de resistirse a ser investigado acerca de las conversaciones telefónicas que sostendría tres horas después del suceso con el principal imputado del crimen.

Henry, quien 48 horas antes del asesinato había sido designado primer ministro, descalificó la citación de la fiscalía para el martes alegando que se trata de una maniobra de distracción para sembrar confusión y evitar que la justicia haga su trabajo.

Pero el fiscal Bed Ford Claude insiste en que Henry debe explicar su relación con Joseph Felix Badio, considerado el principal sospechoso del magnicidio y quien todavía está prófugo, para ayudar a esclarecer los pormenores de un suceso en torno al cual hay más de 40 detenidos. Haití trilla los umbrales de otra crisis de poder.

El Nacional

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