Juan apenas cursó un cuarto grado de educación básica. Vendió su conuco en el campo y se trasladó a la ciudad a poner una pulpería.
También compró una pistola para ofertar nivel social, poder, seguridad y, posiblemente, “prestigio”. Lamentablemente Juan perdió la vida al resistirse a ser atracado en su negocio por tres individuos fuertemente armados.
La experiencia indica que la mayoría de las muertes que se producen en los atracos obedecen a la resistencia o enfrentamientos de las víctimas. El grueso de los atracadores sólo procuran bienes materiales, pero cuando hallan resistencia, sobre todo de personas dotadas de armas de fuego, la primera alternativa es disparar.
Búsqueda de seguridad es el pretexto de todo el que porta un arma de fuego. Las cámaras, las alarmas y otros dispositivos ofrecen mayor seguridad. ¿Qué puede usted hacer después de ser encañonado por un antisocial? ¿A cuántos no han eliminado con sus propias armas de fuego? Más que seguridad una pistola o un revólver expone al peligro a la persona que la exhibe, que regularmente tiene mente pequeña o baja escolaridad como el caso de Juan.
Las armas de fuego las inventaron para matar. Si usted no tiene la intención de matar lo aconsejable es que no use ninguna arma y súmese a la lucha por el desarme colectivo de la sociedad dominicana y la toma de medidas eficaces, de parte de la Policía Nacional y de otras instituciones, para el combate de la criminalidad.
Hay que saludar la nueva Ley de Armas aprobada por el Congreso Nacional. Ojalá y se aplique en todas sus partes para desarmar a millares de individuos que no califican y sancionar debidamente a todos aquellos que tengan armas ilegales. Tenemos que aunar esfuerzos por recobrar la seguridad ciudadana.
Ese desarme de la población, sin embargo, tiene que ir acompañado de la requerida profilaxis de la Policía Nacional. De nada vale el desarme de la población civil si los policías involucrados en bandas delincuenciales no son separados de la institución y despojados también de las armas ilegales que tienen. La nueva ley es buena, pero difícil de aplicar por los escollos que se observan.