La campaña electoral está a punto de colisionar con la temporada navideña, sin que partidos ni candidatos acuerden el fin de la extraña crisis de la Junta Central Electoral ni que acepten, al menos, reducir tono y volumen de una ácida confrontación que enrarece el ambiente político y debilita el ensamblaje democrático.
En medio de tan intenso intercambio de dimes y diretes, es difícil sugerir que los bandos acepten una tregua política o disminuir la intensidad del bombardeo al nivel de fuego a discreción para dar tiempo a que los ciudadanos disfruten de tan especial celebración sin el peligro de que termine de derrumbarse el edificio del sosiego.
Faltan más de cinco meses para el día de las votaciones (20 de mayo 2012) por lo que sobra el tiempo para que candidatos y banderías políticas procuren convencer al electorado sobre las bondades de sus respectivas ofertas electorales, sin necesidad de que unos y otros actúen como si el mundo se fuera a acabar mañana.
La población aspira y merece una tregua, pausa, intermedio, descanso para poder respirar, intentar disfrutar los días de Navidad y Año Nuevo y prepararse para poder soportar los efectos del áspero debate que se reanudaría a partir de enero, pero seguramente las tropas partidarias no están en ánimo de conceder pausa.
Ante ese cuadro de sin razón, candidatos y partidos deberían aprovechar la temporada navideña para mejorar sustancialmente la calidad del discurso electoral, despojarlo de insultos y temeridades y procurar todos formar parte de la solución y no del problema, en el entendido de que el sufragio debería ser a favor de una propuesta y no en contra de otra.
A más de resolver el preocupante conflicto que agobia a la JCE, el liderazgo político debería sorprender a la sociedad con algún tipo de concertación pre electoral sobre formas de enfrentar al narcotráfico y su secuela de crímenes, de afrontar el estado de inseguridad pública, la violencia de género y hasta la posibilidad de unificar criterios en torno al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El acuerdo entre PRD y PLD para apoyar una sola plancha en las elecciones del Colegio de Abogados, puede servir de faro que conduzca hacia estadio de concertación pre electoral todavía más amplios y de mayor alcance, aunque muchos crean tales deseos es como soñar despierto.
A partir del domingo entrante, partidos y candidatos deberían tomarse un descanso y otorgar como regalo de Navidad a la ciudadanía una contundente muestra de madurez, sensatez y gran espíritu de concertación. Ojalá.

