Editorial

Ojo avizor

Ojo avizor

El Gobierno ha puesto en vigencia la ley 189-11 que regula la construcción de viviendas económicas con el propósito de destinar 40 mil millones de pesos del Fondo de Pensiones de los trabajadores  al desarrollo de proyectos habitacionales  y negocios hipotecarios, un programa cuya ejecución requerirá de la más absoluta transparencia.

Se aplaude que  fondos de pensiones que dormitan en bóvedas del Banco Central o que  capitalizan carteras de préstamos del sistema financiero nacional sean  dirigidos a dinamizar la industria de la construcción a través de proyectos inmobiliarios de gran impacto social.

El presidente Danilo Medina integró por decreto la Comisión Presidencial para el Desarrollo Hipotecario y Fideicomiso que tendrá a su cargo la aplicación del estatuto legal que regula la inversión de esos recursos  en construcción de viviendas económicas.

Los 40 mil millones  que se dispondrían para esos fines  representan el 20 por ciento  del monto acumulado en los fondos  de pensiones que ascienden casi a 200 mil millones de pesos, por lo que sería  la mayor inversión y el más  ambicioso proyecto  que se  ejecutaría con  esos capitales.

Es por eso que se reclama  al Gobierno no dejar ningún cabo  suelto en esa iniciativa que en principio beneficiaría a  unas 15 mil familias  de menores ingresos, lo que también significaría un espaldarazo a la industria de la construcción con la consecuente generación de  empleos y valor agregado.

 Se destaca que el Gobierno realizaría aportes  en terrenos para levantar esos proyectos habitacionales que también serían beneficiados  con una compensación fiscal  equivalente al Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados (Itebis).

Aunque las autoridades  ofrecen seguridad de retorno y adecuada rentabilidad, así como protección contra inflación y  estabilidad en flujos de efectivos,  se insiste  en  que el Gobierno y la Superintendencia de Pensiones  eleven aún más las garantías de transparencia en la aplicación de ese proyecto, para que ni por asomo los fondos de pensiones de los trabajadores  corran riesgo de pérdidas o degradación de  activos y patrimonios, como ha ocurrido en otros países.

Se resalta que el 78 por ciento  de esos fondos  corresponde a cuentas de capitalización individual, propiedad de dos millones 697 mil trabajadores afiliados a las diferentes Administradoras de Fondos de Pensiones, los que serían afectados por  cualquier tipo de aventura o improvisación. Ojo avizor.

El Nacional

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