Editorial

  Ojo y cola

  Ojo y cola

El huracán Irene,  señalado para impactar al territorio dominicano,  desvió su ojo mar afuera al norte de la geografía nacional, lo que  en principio significó  gran alivio para autoridades y población, pero su amplio espectro nuboso ha causado intensas lluvias y vientos que provocan  crecidas y deslizamientos con saldo de  al menos tres muertos, miles de desplazados  y comunidades incomunicadas.

A pesar de que  su paso estuvo relativamente lejos de asentamientos humanos, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) mantuvo en estado de alerta  a la mayoría de las provincias por  los pronósticos de  fuentes precipitaciones que han  causado mayores  daños en las provincias San José de Ocoa y San Cristóbal.

Se  definen como graves o cuantiosas las pérdidas  causadas por los desbordamientos de ríos sobre  cultivos, estructuras de riesgo, puentes y viviendas, como  en  Cambita, donde   la producción de aguacates para la exportación quedó inhabilitada en más de un 70 por ciento.

Las  autoridades estiman en cerca de 40 mil las personas que han sido  movilizadas a refugios públicos o lugares  particulares porque  sus viviendas  o predios  quedaron anegados por  desbordamientos de ríos, arroyos o cañadas, en tanto que la destrucción de puentes ha dejado aisladas  unas 88 comunidades.

A pesar de que el ojo del huracán  pasó a distancia considerable de la zona  donde se tenía previsto que impactara, su campo nuboso ha sido responsable de  una gran estela de daños  sobre asentamientos humanos, la agricultura, la pecuaria, e infraestructuras pluvial, hídrica y de comunicaciones.

El Gobierno está  compelido a  usar los fondos  del Presupuesto Nacional aprovisionados para afrontar  situaciones de desastre, emergencia o calamidad, como acontece hoy en  muchas comunidades  a causa de los destrozos   infligidos por la retaguardia del huracán. Es menester que  frente a tales adversidades todo el litoral oficial actúe con  diligencia y eficiencia  en las labores de proveer a los damnificados de  alimentos, frazadas, techo provisional y medicina.

Se requiere también que el Ministerio de Obras Públicas y agencias colaterales inicien de inmediato la rehabilitación de  puentes, carreteras y caminos vecinales   destruidos o anegados por  los desbordamientos de  ríos o deslizamiento de tierra, para que decenas de  comunidades retornen a una relativa normalidad.

Sin tiempo para celebrar porque  salió ilesa del  temible ojo del huracán Irene, la población dominicana afronta hoy severos daños causados por la cola de ese meteoro.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación