Las supuestas estafas inmobiliarias que se investigan bajo la denominación de “Operación Nido” representan otro toque de atención sobre la dinámica de un sector que hoy mueve millonarias inversiones en el país.
En el pasado se ha dado cuenta del desmantelamiento de redes dedicadas a la falsificación de títulos, compras y ventas irregulares de inmuebles y muchos otros delitos alrededor del negocio inmobiliario, pero, por lo visto, se está muy lejos todavía de garantizar y transparentar las operaciones en el sector.
Inversionistas nacionales y extranjeros, así como dominicanos que viven en el exterior han afrontado conflictos judiciales con el negocio de apartamentos, tierras y otros bienes inmobiliarios.
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Son muchos los trucos revestidos de espejismo que se usan para estafar a compradores de buena de fe. Ahora con el escándalo denominado “Operación Nido” a las autoridades se les ha presentado otra oportunidad para auscultar con más precisión el negocio inmobiliario.
No es un secreto que escándalos como el que se investiga tienen un impacto altamente negativo en la inversión no solo en el sector, sino en el país.
El miedo a las estafas hace que muchos prefieran no arriesgar sus capitales.
